Palabras Hirientes

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Como siempre perdón por los errores de dedo qnq

El corazón de la americana golpeaba con fuerza en su pecho, tenía mil y un sentimiento aglomerados en su ser, pero sin duda los nervios son los que que más predominan, pero es normal, está a punto de ver a sus hermanos después de años. Con algo de fuerza se aferró a la pequeña cintura de su mejor amigo. Ambos omegas iban con rumbo a la Gran Plaza en la motocicleta de Filipinas, ya que México no sabía que China ya le había comprado otra, y su amigo asiático amablemente le prestó la suya sin dudar. La de cincuenta estrellas da una profunda bocanada de aire al ver que habían llegado a su destino, México sonrió ligeramente, le parecían adorables los nervios de la joven quien fue la primera en descender del vehículo motorizado, pero al notar que el oji dorado no lo hizo, se extrañó ligeramente.


-¿Méx? -

-Tranquila, recuerda que yo iré por Canadá. Debo buscarlo porque pues no tengo su numero. Si no regresó en una hora es porque muy seguramente el culero me arrestó, así que vas y pagas la fianza. -

América únicamente ríe por la ocurrencia de su amigo, no cree que su adorado hermanito sea capaz de arrestarlo. Al ver cómo el latino se aleja a gran velocidad, es que la joven se atreve a ingresar al gran edificio, en sitio está lleno de puestos de todo tipo, tanto tiendas de ropa, como de alimentos. Se supone que sus hermanos estarán en uno de los pisos superiores esperándola, por lo que no perdió más el tiempo y fue a su destino. Los pasos de la omega resonaban en el sitio a pesar del ruido, suponía que era a causa del tipo de piso ¿De que material estaría hecho? Se regañó mentalmente, no era momento de pensar tonterías. Cuando menos lo pensó ya iba a medio camino en las escaleras eléctricas, y apenas vio que estaba a nada de llegar a la siguiente planta, comenzó a buscar a los gemelos por todos lados. De un momento a otro sus ojos se abrieron en grande mientras se cristaliza, pues a un par de metros, peleando como siempre, se encuentran sus amados hermanos, aunque más bien es Nueva Zelanda quien intenta recuperar lo que parece ser una galleta del australiano, el cual sonríe travieso para posteriormente devorarla de un bocado, eso provoca que el contrario lo sujeté del cuello de la camisa con indignación, pero al notar la presencia de la americana, suelta al australiano provocando su estrepitosa caída de cara al suelo.

-¡Hey, Zela! Eso me dolió grandísimo…. ¡América! -

A tropezones, Australia se pone de pie y corre hacia su hermana mayor, eso de alguna manera saca al otro oceánico de su estupor para poder imitar la acción del más alocado de los  gemelos. La omega sonríe en grande y recibe a sus hermanos con los brazos abiertos, el de las estrellas rojas no lo piensa dos veces y carga a su hermana mientras el de estrellas blancas se une al abrazo. El momento es hermoso y emotivo, ninguno de los tres puede evitar llorar de alegría, pues han sido años de separación que hoy llegan a su fin. América dio un profundo suspiro de sentimiento, eso provoca que los menores en edad la aferre más causando una risita en los tres.

-Estoy tan feliz de verlos de nuevo, vaya que crecieron mucho… Se parecen tanto a padre…. Hay tanto de qué hablar. Debo contarles un par de cosas antes de que llegue Canadá no quiero meter a México en problemas con él -


-Somos todo oídos, hermanita, pero vamos a tomar asiento. -










































































-Andele pinche morro acomedido, sigue de hocicón “inclisi yi puidi triir a kinidi” Él me va a traer a mi ¡ Pero amarrado como puerco! Pues ni modo, ya quedé, ahora cumplo. -



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