Memorias Del ayer

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Tengo miedo ¿que tal si le paso algo a México? Deberíamos regresar para ayudar.

Dice de una manera casi histérica la americana, la cual lo estaba más al ver la tranquilidad del grupo de latinos. Hacía más de una hora que habían llegado a la mansión del asiático, un lugar fuertemente vigilado y por de más lujoso. Los sudamericanos se encontraban relajados en la enorme sala, algunos viendo su celular y otros platicando tranquilamente. Esto solo aumenta la molestia de la joven.

-no puedo creer que no les importe la seguridad de México y de su otro compañero -

Comenta con voz indignada mientras va hacia la puerta, pero una mano en su hombro la detiene, a sido Brasil con un suave agarre le impide continuar avanzando

-México y Coco son fuertes, no dudes que en cualquier momento van a cruzar esa puerta de forma triunfal. Solo ten paciencia -

Comenta el de piel verde con una amable sonrisa. Y como si de una profecía se tratase, la puerta fue abierta por el colombiano que llevaba en brazos a un felizmente dormido México . Los que se encontraban sentados se ponen de pie rápidamente acercándose a los recién llegados. Ahora se muestran preocupados al ver las heridas del otro sudamerican y al notar a México “inconsciente “pues no saben que en realidad sólo duerme. Están a punto de bombardear a Colombia con mil y un preguntas, pero este rápidamente los interrumpe chitando bajito.

-Shhhh no hagan ruido, solo está dormido -

Absolutamente todos los allí presentes sueltan un suspiro de alivio al escuchar las palabras de coco, el cual camina rumbo al sillón donde coloca a México de manera delicada, para después dar una suave caricia a su mejilla.

Los latinoamericanos están acostumbrados a esa forma tan cariñosa de ser por parte de Colombia con México. América por su parte sólo mira y se acerca a su amigo.

-¿ya le ofrecieron algo mis compañeros?

-Si, han sido realmente muy amables conmigo, muchas gracias -

Responde la chica a la amable pregunta del joven tricolor mientras se inca para quedar a la altura de México y así poder acariciar su cabello. Mira atentamente a su amigo y no puede evitar el preguntarse cómo fue que México terminó involucrado con la mafia china.

-una pregunta, Po ¿cómo es que tú y México se conocieron? -

Pregunta el que porta una estrella como escudo, la de cincuenta estrellas se pone de pie y se gira para poder quedar de frente con sus contrarios. Los mira atentamente sin poder creer que ese grupo de apuestos jóvenes sean parte de una de las mafias más peligrosas y poderosas. Según ella, son demasiado amables, nada que ver con la mafia rusa. Allí hasta los lava carros eran patanes.

-Fue hace mucho tiempo, cuando cursamos la primaria

-flashback con perspectiva de México y América-

Un pequeño tricolor con escudo de águila caminaba de manera temerosa por los pasillos de esa enorme escuela, el menor no parecía superar los seis años de edad. Buscaba sin mucho éxito el que sería su nuevo salón de clases. La directora sólo le había indicado el número de aula y no más por petición de su tutor.

A México le hacía falta el intentar valerse por sí mismo, ya que era en extremo tímido. Y no lo culpaba, después de lo que vivió, era normal su carácter tan asocial.

Los nervios del latino iban en aumento, tanto que sin querer, el pequeño liberó su larga cola de serpiente y sus alas de águila. Después de dar un par de vueltas, dio con el aula que le correspondía, tocó suavemente la puerta, la cual fue abierta unos momentos después por un profesor ya algo anciano.

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