Bittersweet

Furia

-¡México! Abre la maldita puerta, no has salido desde ayer y ahora no tienes pretextos para estar de holgazán ¡Así que sal o por Dios que tumbare la jodida puerta! -

La voz de Colombia suena totalmente llena de molestia, la puerta es golpeada de manera insistente por el sudamericano, desde hacía varias horas, algunos de los compañeros de México habían ido para hacerlo que salieran de su habitación por orden de China, pero ninguno había obtenido respuesta por parte del omega. El alfa resopla lleno de frustración, odia que el oji dorado se encierre por largos lapsos de tiempo. Por su parte, Bolivia, quien se ofreció para acompañar a Colombia, solo veía divertida por la cólera de su buen amigo. De una de las pequeñas bolsas que posee su chullo, saca una copia de la llave de la habitación de México, la cual coloca frente al otro latino. Los ojos del alfa se abren en grande para luego mirar indignado a la boliviana.

-¿Por qué no me dijiste que tenías una llave? -

-Por qué nunca preguntaste, yo siempre tengo un duplicado de la habitación de México, él mismo me la dio porque soy su segunda mejor amiga después de Ame-

-Enana chistosa -

Reclama molesto mientras arrebata el pequeño objeto de manos de la joven. Bolivia no parece molestarse por la actitud del más alto, solo se encoge de hombros restándole importancia. Sabe que a pesar de lo malhumorado que puede llegar a ser el otro tricolor, es alguien de buen corazón, claro, excepto con los enemigos obviamente.

Una fuerte patada es dada en la puerta por parte del colombiano, por tal acción, el mencionado objeto se azota de modo estrepitoso contra la pared. La intención del sudamericano es sobresaltar al mexicano y hacerlo despertar de su tal vez plácido sueño.

Más sus pasos firmes se ven detenidos de golpe, Bolivia, quien iba detrás del colombiano se extraña un poco, pues pensó que México gritaría a todo pulmón que lo dejaran dormir más tiempo, y más aún al ver que el fuerte cuerpo del alfa se comienza a estremecer un poco, con curiosidad se asoma por un costado del contrario, y es entonces que también puede ver al pequeño cuerpo del mexicano tirado en el suelo. El terror se apodera de los dos latinos, Colombia es el primer en correr al lado del norteamericano latino para poder abrazarlo, con algo de fuerza sacude el cuerpo de México, pero no obtiene respuesta alguna, una gota de sudor frío recorre su rostro, al cual pega contra el pecho del contrario solo para descubrir que el ritmo cardíaco del chico entre sus brazos es muy bajo. El miedo aumenta en ambos latinos, el omega es sacudido con más fuerza mientras se le suplica que abra los ojos. A estas alturas, Bolivia ya salió de la habitación para poder buscar ayuda.

-¡Señor China! ¡Filipinas! ¡Quién sea! -

El grito tan lleno de temor por parte de la joven llama la atención de varios los miembros que se encontraban en el lugar, quienes se acercan para ver qué es lo que ocurre. Bolivia intenta recuperar el aliento mientras Brasil la sujeta, pues parece que la omega colapsará en cualquier momento.

-¿Bolivia, que ocurre? -

La mencionada mira a su líder, China puede notar la preocupación en los ojos de la fémina, tras dar unas cuantas bocanadas de aire finalmente regula su respiración.

-E, es México ¡Colombia y yo lo encontramos inconscientemente en el suelo de su habitación! Parece que esta m…… -

El tiempo pareciera que se ha detenido en ese lugar, los miembros de la mafia están por bombardear con una y mil preguntas a la tricolor, pero cualquier acción o pregunta es interrumpida por el sonidos de unos pasos alejándose a gran velocidad, todos pueden ver cómo China va rumbo a la habitación del mexicano a una velocidad sorprendente y sin intenciones de esperar a nadie. Tras unos segundos finalmente llegó a su destino, lo primero que vio fue al colombiano, quien aún estaba sacudiendo a México con algo de fuerza, pero apenas sintió lo llegada de su líder se detuvo y se giró un poco para poder verlo y así explicarle lo poco que sabía, pero cualquier acción por parte del joven latino se ve interrumpida al sentir cómo era sujetado de su hombro para luego ser lanzado con fuerza contra la pared más cercana, dio un sonoro Jadeo de dolor y sorpresa.