CAPÍTULO 3

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La confesión

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La confesión.


Thomas.


—No me gustó esta reseña, siento que fue demasiado floja.

Observo a Meli cuando da la vuelta en su cama quedando boca abajo y noto entonces que desde hace rato dejó de leer su libro de fantasía. Ahora está releyendo los artículos viejos que escribió en el periódico escolar.

Vine a su casa para que me ayudara a hacer un trabajo de investigación o eso le hicimos creer a todos. En realidad aprovechamos que su mamá se fue a visitar a algunas amistades para pasar el día y la tarde juntos como pocas veces lo hemos hecho esta semana. Ambos estamos muy ocupados con trabajos del instituto y pocas veces tenemos tiempo para salir y pasar tiempo juntos.

—A mí me gustó mucho, solo que eres demasiado perfeccionista —ella me lanza una mirada divertida y yo recorro su cuerpo una vez más antes de enfocar mi mirada en mi libreta de apuntes —. Si tu mamá llega de sorpresa y nos ve así, se muere.

—Lo sé —ríe y yo sigo con lo mío pasando a mi cuaderno de matemáticas que me espera con una tarea.

Solo tengo un bóxer y el pantalón. Ella se puso mi camisa y ambos estamos semidesnudos esperando que pase lo peor. No lo negaré: estos momentos son los que más me gustan. Cuando no nos escondemos y actuamos como una pareja normal. Sin prisa.

—Me gusta esta camisa —arquea su espalda elevando sin sutiliza su trasero y yo trago saliva sintiendo mi sangre viajar a mi cara y a otro lugar que no quiero mencionar.

—Te queda bien —aclaro mi garganta cuando mi voz sale en un hilo y ella sonríe sin eliminar la posición que me tiene como un idiota hipnotizado.

Estamos estudiando. Estamos estudiando. Estamos estudiando.

— ¿Me la regalas? —la camisa blanca se desliza por su espalda dejando al descubierto sus bragas del mismo color y yo alzo una ceja intentando aparentar la tranquilidad que no tengo.

— ¿Y me voy así? —me señalo y ella suspira sentándose de nuevo sobre sus piernas.

— ¡Ya préstame atención! Te extraño —camina lentamente hasta mí y se sienta en mis piernas quitándome de las manos el lápiz y el cuaderno —. Yo te hago la tarea si quieres, pero préstame atención a mí —sus brazos rodean mi cuello y sus labios rozan los míos una y otra vez dejando pequeños besos.

— ¿Qué quieres hacer? —me recuesto por completo en el asiento y ella desliza sus dedos por mi abdomen detallándome lentamente con la mirada.

—Hablemos de nosotros —sus ojos se encuentran con los míos y sonrío un poco cuando entrecierra sus ojos, pensativa. Siempre que está tramando algo hace ese gesto —. Hablemos de nuestro futuro. ¿Cómo nos vemos en un año?

Gemelos Problemáticos [Areté Crild #5] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora