Bang Bang || [Creepypasta Masky Prequel] | Book 2

➳ 𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 29

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1:45 a.m.

Timothy.

— Por fin... — susurré mientras entraba a la cabaña. Estoy tan cansado y estresado, deshacerme de esos cuerpos fue un caos, la policía casi me atrapa.

Si Slenderman se entera que estuvieron a punto de descubrirme... sin dudarlo me dará un duro castigo o una tortura interminable.

Comenzando con Eva...

No puedo dejar que algo le pase y mucho menos dejaré que Slenderman le haga algo.

Cerré la puerta con seguro y con mucho cansancio dejé la mochila en el sofá, fui directo a la cocina a servirme un vaso de jugo, no tenía ganas de cenar algo, simplemente quería acostarme y caer en el profundo sueño.

Espero que Eva haya cenado.

Terminé mi vaso de jugo y fui directo al cuarto donde Eva ha estado quedándose. Abrí ligeramente la puerta y lo único que encontré fue su cama vacía, aunque está bien tendida y para nada descompuesta.

Pero ella no está aquí...

— Maldición — susurré mientras cerraba la puerta rápido y me dirigía a mi habitación con la esperanza de que esté ahí.

Abrí tan rápido la puerta que pude ver como su pequeño cuerpo brincó ligeramente debajo de las sábanas.

Mi corazón dejó de estar inquieto y lentamente recuperó sus latidos normales al notarla aquí conmigo...

Aunque tiene la luz del cuarto encendida...

Me acerqué a la cama y lentamente pasé mi mano entre su largo cabello que estaba hecho en una trenza que estaba deshaciéndose, es tan hermoso, siempre me ha gustado su largo cabello.

Ella lentamente se giró para verme, su pequeño cuerpo esta cubierto por la sábana pero se lograba marcar su figura. Su pestañeo llamó mi atención y la miré directo a sus ojos brillantes que parecían querer decirme algo.

Para no estar tan serio le sonreí un poco, fue una de las sonrisas más sinceras que pude haberle brindado a alguien, y la verdad es que, no quería estar peleado con ella ya, quiero demostrarle que estoy arrepentido.

Aunque me cueste mucho decírselo.

Sus ojos brillaban tanto que me hizo sentir una calidez en el pecho. Una hermosa calidez de saber que alguien me espera en un "hogar", de saber que tengo una razón para regresar vivo.

— ¿Qué haces aquí, princesa? — pregunté con un tono suave mientras me acercaba un poco más a ella sin que lo notara tanto — No tienes que esforzarte más en poder soportarme. Lamento mucho haberte dicho todas esas cosas ésta mañana... en serio, no estoy enojado. A veces, soy una bomba de tiempo infinita y estallando a cada instante.

Simplemente me miró por unos segundos como si pensara en sus palabras o simplemente no quería decirme algo respecto a esta mañana.

La entiendo, no quiere otra pelea o tocar el tema. A mí también me cuesta.

— Acuéstate, debes estar cansado — pude ver su mano moverse, pareció palmear la cama para que me acostara aún lado suyo, aunque su movimiento fue debajo de la sábana que la cubría.