Recordaba a la perfección el día que había llegado al refugio de híbridos; tenía diez años, y lo separaron recientemente de su madre. Durante toda su vida tuvo conocimiento de aquello, pero experimentarlo era otro tema distinto, sobre todo para alguien como él. Tamaki apenas podía observar a la gente a los ojos, mucho menos decir más de tres palabras sin tartamudear. No sabía cómo haría para adaptarse a convivir con otras personas, o conocerlas.
Aquel día, fue recibido en la entrada de su nuevo hogar por una pareja, quienes eran los encargados del establecimiento.
Tal vez, fue en ese momento, en el que se dio cuenta que el mundo era más grande de lo que se imaginaba. Y con sus pequeñas alas temblorosas de cuervo, ingreso al lugar que sería su hogar durante muchos, muchos años.
El sol matutino daba de lleno en sus plumas negruzcas, dando una hermosa tonada azul oscuro. Disfrutaba de las mañanas en silencio, donde solo podía caminar tranquilamente por el patio trasero, sin preocuparse de absolutamente nada. Tamaki actualmente tiene veinte años, un híbrido adulto joven, educado y amable. Durante su estadía, tuvo entrevistas con futuros adoptantes, sobre todo cuando era más pequeño, pero ahora, era consciente de la baja probabilidad de encontrar un hogar fijo.
Al ser un híbrido de ave, era común que quisieran adoptarlo servicios de mensajería, entre otras áreas relacionadas, que hicieran mucho uso de sus enormes alas. Los híbridos de ave eran útiles para esas tareas, y dependiendo de la especie, sus habilidades y velocidad podían variar. Los cuervos poseían grandes habilidades sociales y una enorme inteligencia; Tamaki era inteligente, si, ¿sociable? No tanto.
Y lo principal de todo...
No podía volar.
Sus alas eran enormes y fuertes, las plumas suaves al tacto, pero jamás logro usarlas para lograr su cometido: el de volar.
Había un miedo latente que siempre lo detenía cada vez que las agitaba un poco para alzar vuelo, una ansiedad que lo carcomía desde adentro. Puede que fuera el miedo a una caída, o quizás a la inestabilidad de salir de su zona segura, todavía no lo entendía. Tampoco quería hacerlo de momento, ya sabía que sus esperanzas eran nulas.
Una palmada en la espalda lo hizo pegar un respingo, las plumas erizándose ante el tacto.
—Tamaki, ¿otra vez soñando despierto? —dijo una voz femenina, y no necesitaba girarse para saber quién era.
(T/n) es hija de los dueños del refugio, cuando eran pequeños solían esconderse en el cobertizo del jardín y ella contaba historias de terror que luego a la noche no lo dejarían dormir. Y también disfrutaban del cielo nocturno cubierto de estrellas, analizando cada una de las constelaciones, a veces durmiéndose juntos. Es una de las pocas personas que considera como su amiga, pero tenía bien en claro las diferencias entre ellos.
(T/n) es libre de hacer lo que quisiera con su vida; estudiar, trabajar, ser una persona normal. ¿Tamaki? No, el no. No tendría nada de eso si nadie firmaba unos papeles de adopción. Cuando eran niños la diferencia no era tan obvia para él, pero ahora, que ya estaban entrando a una edad adulta, podía verla con mucha claridad.
Ella ladeo la cabeza cuando no le respondió enseguida, pero espero paciente, hasta que lo vio reaccionar.
—A-Ah, (T/n), lo siento, no te oí —murmuro, encorvándose ligeramente—. ¿Qué haces aquí? ¿No tienes clases a esta hora?
La joven vio como el pelinegro usaba una de sus alas para cubrirla del sol, y la acción la hizo sonreír ligeramente.
—Se cancelaron, tengo el día libre —lo sostuvo del antebrazo, arrastrándolo hasta el interior del refugio—. ¿Almorzaste? Puedo preparar algo para ambos.
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HYBRID PARADISE [One-Shots] [Personaje x Lectora] [CERRADO]
Fanfic-Ha sido un día terrible -dijo ella- ¿Podrías decirme algo hermoso? -añadió, mientras lo miraba. Y el dijo su nombre. [Personaje x Lectora] [One-Shots] [Varios Animes] [HYBRID AU] Historias originales, por favor, no copiar. No se aceptan adaptaci...