Capitulo 26: Concierto

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Día veinticuatro.

Un golpe en seco fue dado en mi cara haciéndome despertar. Levante mi cabeza tomando la almohada que había sido aventada hacia mí y lo primero que vi fue a una Elaine en bragas y sujetador corriendo por la habitación.

-¡Mierda Joaquín!, se me ha olvidado poner el despertador, ¡Vamos tarde!- gritó mientras abría su closet.

Salí de la cama a toda velocidad y me adentré en el baño.

-¿¡Porque no me has despertado antes?!-. Grité con la boca llena de pasta de dientes.

-¡Acabo de levantarme, Niko me llamó, joder olvidé el despertador!

Escupí, enjuagué y cepille perfectamente mis dientes. Salí del baño en una carrera y me metí dentro de un par de Jeans oscuros pegados, una playera negra y mis converse blancas.

Mi cabello estaba bastante presentable por lo que solo pase unas dos veces mi cabello.

Tomé mi móvil, llaves del auto y mis libros.

-¡Si no sales ahora mismo, caminaras!- le grite a Elaine mientras bajaba las escaleras de Dalton.

En dos segundos ya ella se encontraba a mi lado mientras se ponía una de sus botas de diseñador.

-Recuérdame jamás dejarte de nuevo la responsabilidad de despertarnos-. la miré mal y salí del estacionamiento con dirección a la Universidad.

***

Corrí por los pasillos vacíos, para poder llegar a mi clase de Literatura avanzada, ya iba una hora tarde.

Empuje la puerta y quede parado en medio del aula con todas las miradas sobre mí.

-Llega tarde-. La señorita Jones levantó una ceja.

-Lo sé-. no aparté mi mirada de la de ella.

Caminó hasta su escritorio, firmo un papel y me entregó una hoja en la que se leía perfectamente: Detención.

¡Genial!

Busque con mi mirada a Emilio y él estaba en uno de los puestos del final. Caminé con rapidez y me senté a su lado.

-Vaya, llegas realmente tarde.

-Cállate Emilio, no quiero más castigos-. Susurré sacando mi lápiz y anotando con rapidez lo que decía en la pizarra.

-Mierda, alguien está de muy mal humor-. Él bufó.

-Me han puesto dos horas de detención después de clases-. Le lancé una rápida mirada y vi que no estaba escribiendo. -¿Porque no escribes nada?

-¿Para qué?, tú lo estás haciendo-. Se encogió de hombros y yo me reí.

-No voy a prestarte mis apuntes-. Ladee la cabeza y él frunció el ceño.

-Lo harás-. Susurró acercando su rostro al mío y dejando un sonoro beso en mi frente.

Sonreí y me gire para seguir escribiendo.

***

Tres clases después me encontraba guardando mis libros para ir a la cafetería. Cerré el casillero y sonreí al ver a Mauricio.

-Hola.

-Hola-. Él se rasco la nuca. -¿Qué tal las navidades?-. Me preguntó cuando comenzamos a caminar a la cafetería.

-Geniales, ¿Las tuyas?-. Alcé mi mirada para verlo y se sonrojo.

-Estuvieron.... buenas-. Suspiró. -Fui donde mis abuelos-. Se aclaró la garganta. -Quiero disculparme de nuevo por besarte.

Treinta. |EMILIACO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora