+18
Emilio.
Una pequeña molestia me hizo despertar. La respiración caliente que salía por la nariz de Joaquín pegaba completamente en mi garganta.
Sonreí.
Jamás me había sentido tan feliz como hoy.
Nunca.
Recordar la manera en la que el cuerpo de Joaquín se retorcía bajo el mío, sus manos explorando mi piel y sus preciosos ojos mirando hacia los míos.
No podía ser mejor.
Lo tenía, era mío y lo sería siempre, porque no lo dejaré ir.
Lo estuve esperando demasiado tiempo.
Se sentía extraño estar así, quiero decir, jamás había dormido con un chico después del sexo. Y ahora él se encontraba con todo el torso sobre el mío.
Bajé mi rostro tratando de mirarlo y cuando lo logré, suspiré.
Su boca estaba entreabierta, sus largas pestañas rozaban mi rostro y sus mejillas se encontraban sonrojadas.
Pasé la punta de mis dedos por su espalda observando cómo su piel se erizaba y sus ojos comenzaron a abrirse.
Pestañeó enfocando su mirada y sonrió cuando me vio.
—Te amo— susurré sin dejar de mirarlo.
Él lanzó una pequeña sonrisa antes de darme un beso en la barbilla.
—Yo también te amo— contestó dejando su cabeza sobre mi pecho.
Nos quedamos en silencio disfrutando del momento.
Mis manos trazaban círculos en su espalda sintiendo su piel tibia.
Joaquín subió la cabeza encontrándose con mis ojos y sonrió.
—¿Sabes qué es lo más me gusta de ti?— preguntó sin dejar de mirarme.
—¿Qué?— susurré.
—Esto— su dedo se colocó en mi barbilla. —Tu lunar— fruncí el ceño.
—¿Mi lunar?— cuestioné.
—Sip, es sexy— el ronroneó inclinándose y plantando los labios en esa zona.
Lo miré unos segundos y él me miraba. Sus ojos estaban felices y brillantes.
Nada podía ser mejor.
—¿Te duele?— pregunté sacándonos del silencio. Recordar sus pequeñas lágrimas de ayer hacían que mi corazón se contrajera.
—Un poquito— contestó moviendo su nariz sobre la mía. —Supongo que solo es cuestión de que me acostumbre.
—¿Qué fue lo que más te gustó?— le dije bajando mi mano y colocándola en su nalga derecha desnuda.
—Uhm, bueno. La manera en la que me mirabas— me miró y yo asentí. —Lo bien que me trataste y también me encantó que me recordarás cuánto me amas— besé su frente y él suspiró.
—Pensé que te había gustado más mi gran pene, pero eso está bien— murmuré sin apartar la vista de su rostro.
El comenzó a ponerse rojo, cada parte de su rostro, incluso su frente. Solté una gran carcajada y él negó con la cabeza.
—Si bueno, eso también me gustó un poco, ya sabes— intentó ocultar su vergüenza luciendo completamente tierno. —¿A ti qué fue lo que más te gustó?
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Treinta. |EMILIACO|
FanficTreinta, sólo dame treinta días y lo conseguiré. Adaptación.