CAPÍTULO 25: ELEGIR UN BANDO.

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SKALA SENTÍA LA CRECIENTE NECESIDAD DE MÁS, y pesé a que el tacto del Oscuro se mantenía muy respetuoso y cauto, sabía que él también quería lo mismo. La temperatura dentro de las pequeñas paredes del carruaje se había elevado drásticamente y la atención de ambos estaban exclusivamente en el otro.

Cuando los largos dedos del pelinegro hicieron contacto directo con la piel de la pelirroja en su abdomen por debajo de la pesada tela de la kefta, Skala lanzó un ligero jadeó, e instintivamente se apego más a él provocando lo mismo en Aleksander.

La pelirroja se sobresaltó cuándo el carruaje se detuvo y un golpe en la puerta le saco de su propio mundo, no tardó en volver a sentarse correctamente bajo la atenta mirada que Aleksander le regalaba y ambos intentaron controlar sus respiraciones lo mejor posible. El rostro de Iván fue visible cuando El Oscuro aseguró que podía abrir la puerta con la molestia palpable en su voz. —¿Qué es tan importante?

Iván elevó una ceja con interés al notar el ambiente pero no dijo nada. Skala intentó controlar la temperatura de su cuerpo sabiendo que sus mejillas debían están más que rojas, y al ver los labios de Aleksander, podía imaginar que no era muy diferente a como se veían los suyos
—Tenemos un problema. — fue todo lo que murmuró.

Skala intento levantarse para salir pero Aleksander le detuvo —Yo puedo encargarme...

Iván casparreo la garganta —De hecho creo que sería conveniente que ella saliera también— se atrevió a murmurar. La mirada gris del hombre le atravesó el cuerpo a su soldado pero no dijo nada. Aunque si salió primero por si cualquier cosa pasaba.

El alivio que Skala sintió ante el aire frío del exterior y el estirar las piernas no duró demasiado. Sus manos se quedaron estáticas a medio camino luego de acomodar su cabello cuando vio que Dax se mantenía erguido pero con aspecto cansado, y a sus pies, se encontraba un fjerdano arrodillado. Cuándo los ojos marrones del hombre le miraron, el temor le invadió y aunque intento no hacerlo, balbuceó varias veces antes de hablar —¡Maldita bruja!— jadeó en su idioma natal. La pelirroja le reconoció: el grupo de fjerdanos a los que había asesinado. Ese hombre era un sobreviviente a aquella masacre.

Skala compartió una mirada con Aleksander.

La pelirroja tomó una larga respiración cuando las imágenes de aquel suceso volvían a su cabeza. Apretó las párpados con fuerza mientras se quedaba en su lugar como si moverse un paso fuera una sentencia de muerte asegurada. El Oscuro no paso por alto aquello —¿Dónde lo encontraron?— preguntó a sus hombres.

—Nos estaba siguiendo. Es un rastreador. — para sorpresa del General, fue Dax quién respondió a la vez que le lanzaba un morral con varias cosas dentro, entre ellas, mapas bastante específicos de Ravka. Aleksander esbozó una mueca. —¿Está es la seguridad que le ofreces a mi señora?— cuestionó unos segundos después con la ácidez palpable en su tono. Sus ojos azules iguales de gélidos que siempre.

Aleksander frunció el ceño y Skala le lanzó una mirada sorprendida a Dax. —Mis hombres son bastante eficientes, no tienes que preocuparte. — respondió sin un ápice de diversión en sus facciones.

Dax guardó silencio pero no estuvo de acuerdo con eso.

El Oscuro movió su mirada hacia el fjerdano —¿A dónde envías la información?

Solo hubo silencio como respuesta.

Aleksander hizo una mueca que expresó su molestia antes de acercarse un par de metros al hombre. Parecía estar conteniendose de no hacer algo, Skala lo notó por la forma en la que sus puños se cerraron. Se agachó para estar más cercano. —Te conviene hablar, si lo haces puedo ser más...benevolente contigo. — susurró. El fjerdano sonrió levemente antes de escupirle.

WICKED SAINTS | GRISHAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora