CAPÍTULO 48: EL VUELO DE UN CUERVO

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SKALA DURMIÓ MAL. Tuvo oscuras pesadillas, soño con un ave, con un poder que solo le causo horror. Soño con Alina, con Mal, y con Aleksander. Se despertó por el atrejeo de los caballos y las órdenes fuera de la tienda. Se enfundó con una kefta nueva que le habían dejado y puso a calentar té. Se sentó mirando a un punto cualquiera de la pesada tela con la que estaba hecha un almohadón mientras pensaba en todo lo que había pasado, y lo que estaba segura vendría. Sentía su propio cerebro como un artefacto con miles de engranajes que se movian a toda velocidad y solo le provocaban dolores de cabeza. 

Llevó sus manos a sus sienes y masajeó. Cerró los ojos. Estaba genuinamente preocupada por la salvedad de Alina, de Mal, e incluso de Dax, pero a la vez se sentía como un cascarón vacío. Cómo sí todo lo que sentía no estuviera allí. Cómo si todo fuera una ilusión. Observó a Dax recostado durmiendo sobre un par de pieles y suspiró. Sentía que de muchas formas le comprendía. Pero también sabía que había un sentimiento dentro de su pecho que no le pertenecía, ella lo notaba como una molestia que parecía no querer dejarle respirar pero era mucho más profundo en su portadora. Skala sabía que Alina estaba abatida por todo debido a que su intervención en el emparejamiento con las astas las había conectado de una forma difícil de explicar en palabras. La pelirroja movió su mano desde su pecho hasta la taza y tomó un sorbo de té. 

Alguien entró en la carpa. Skala jadeó ligeramente al levantarse de golpe producto de la impresión cuándo reconoció al de cabello oscuro y facciones marcadas. Miles de preguntas se le mezclaron en la razón de repente. ¿Cómo había logrado pasar desapercibido? ¿Cómo había dado con ella? ¿Y por qué? 

Caminó hasta el hombre con rápidez y le alejo de la puerta en un gesto inútil de protegerlo de quién pudiera entrar. —¿Qué haces aquí?— cuestionó con sorpresa. Kaz esbozó una mueca de lado mientras relucía en un traje gris de Oprichniki, que era (seguramente) robado. 

—Necesitamos tu ayuda para cruzar de nuevo— declaró. Skala entreabrió ligeramente los labios. 

—Bueno...— su rostro adoptó una mueca de enojo —¡Yo también necesito tu ayuda!— exclamó para bajar drásticamente la voz cuando oyó pasos cerca de la tienda. Notó que los Corporalki que le custodiaban charlaban animadamente con unos soldados rasos. 

Kaz movió su mirada hacía Dax, el cual, había murmurado algo entre sueños. Le señalo —¿Y ese? 

La pelirroja hizo un movimiento con la mano restandole importancia —Tiene el sueño pesado y es de confianza— declaró —Ahora, ¿porque crees que puedo ayudarte?— cuestionó —Estoy metida hasta aquí en el barro de problemas que tengo— pasó una de sus manos por su cuello como una seña de muerte. 

Kaz resopló —¿Cómo no podrías?—preguntó —Tienes esa cosa de magia y trucos— hizo unas señas raras con sus manos. Skala frunció el ceño con diversión. 

—¿Cómo llegaste hasta aquí vivo? 

Kaz rodó los ojos —Soy Kaz Brekker. — fue todo lo que respondió — Cómo sea, perdimos nuestro transporte por una serie de hechos que involucran a Jesper e Inej está herida así que...

La Invocadora se movio ligeramente con la preocupación haciendo mella en su rostro —Espera, espera, espera, ¿cómo que Inej esta herida? ¿Qué paso? 

El de cabello oscuro hizo una mueca —Es largo de explicar, pero no es grave— aseguró — Necesitamos volver en esa Esquife porque no tenemos otro método, ¿sabes de algo que pueda servirme? 

Skala lo pensó por unos minutos —¡Ah! La esquife tiene una bodega de carga en la parte de abajo, pueden viajar allí escondidos, el problema es como van a subir sin ser vistos...— murmuró. Kaz le restó importancia. 

WICKED SAINTS | GRISHAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora