Todos son educados desde el miedo.
Los elfos, temen y odian a los humanos.
Los humanos, temen y odian a los elfos.
Después de que la tribu Orión fuese atacada, Jisung, desorientado, llega a un pequeño pueblo humano de las montañas.
TW: VIOLENCIA
"Me cansé de verte solo en la Luna. Huir contigo sería una aventura, Y vivir junto a tí una gran fortuna.
Espero con ansias el día en el que podamos estar unidos, y sin importar qué, pasaré cualquier tipo de recorridos"
"H"
Minho sonrió atontado frente a la carta que Hyunjin le había enviado. No podía desear más marcharse de aquel lugar y vivir junto a su amado.
Era horrible tener que verse solo por las noches y por un plazo muy limitado de tiempo. El suficiente para que nadie se percatase de que no estaban en sus habitaciones.
Era hora de marcharse. No sería tarea difícil. Solo empacar las cosas y desaparecer de las vidas del resto.
"Yo también quiero irme, Bajo tu lunar a las doce, junto a ti, me marcharé sin despedirme"
"M"
Utilizar la expresión "bajo tu lunar", ya era algo muy común entre ellos. Siempre la utilizaban para referirse a "bajo la luna", puesto que Minho varias veces a comparado su admiración por aquel cuerpo celeste con la de la perfecta marca que tenía Hyunjin debajo de su ojo.
La madrugada llegó, y el reloj antiguo lo marcó.
Salió sigilosamente por la ventana con su equipaje y se dirigió al lugar donde ambos chicos siempre iban esas noches.
Cuando llegó, Hyunjin ya estaba allí, el cual cuando lo vió llegar le esbozó una gran sonrisa, para acercarse a él y besarlo.
Al fin podrían huir y no separarse nunca más.
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–¡No, no, no!–Gritó Seungmin al ver como la elfa caía al suelo adolorida.
Corrió hacía ella y lo más rápido que pudo la cargó en su espalda. Afortunadamente el disparo lo había recibido en la pierna, lo que no la mató, pero no la permitía correr.
–Seungmin... Vete...–Dijo Ryujin mientras el chico corría con ella encima.–Te van a alcanzar si sigues así.
–No te pienso dejar aquí.–Respodió, mientras aumentaba la velocidad.
Disparos a escuchaban y muchas balas aterrizaban cerca de los pies de Seungmin, pero él seguía corriendo sin importar qué.
–Seungmin por favor, déjame, es eso o morir los dos.
–No vamos a morir Ryujin, confía en mí por una vez.
–Vamos a la aldea... Gira a la derecha.–Dijo jadeando por el dolor del disparo.
