CAPÍTULO VEINTICINCO

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—¿Realmente creíste que porque fueran en grupos no les atrapariamos? ¿Realmente creíste que somos tan ilusos de creernos que eran parte de los guardias? Actuaban muy sospechoso, fue demasiado fácil.
Y tu igual, pues todo guardia sabe que está completamente prohibido entrar a ese pasillo y tú... Lo hiciste.

—¿Qué es lo que quieres?

—Al asesino, tráeme a "M", o los mataré a todos.

—No pienso hacer tratos contigo.

—¿No?—Preguntó ella, encendiendo una pantalla que estaba frente a ambas, pudiendo ver a Jisung atado y con un saco en la cabeza, siendo forzado a mirar hacia arriba por unas cuerdas, encima de él, un depósito de agua, con una manguera que apuntaba directamente a su cara.

—¿Que estás haciendo?

—O colaboras, o lo ahogo. Y créeme que no es una muerte agradable.

Ryujin se quedó en silencio unos segundos, tratando de encontrar una salida. Pero no había.

—Te traeré a "M".

Ahora, Ryujin se dirigía en búsqueda de Minho, dónde les habían dejado antes de marcharse a la base, con un cuchillo en su puño, y arrastrando sus pies sobre el seco suelo

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Ahora, Ryujin se dirigía en búsqueda de Minho, dónde les habían dejado antes de marcharse a la base, con un cuchillo en su puño, y arrastrando sus pies sobre el seco suelo.

Pero no les vio allí, sino a lo lejos en la azotea de un edificio que parecía estar abandonado.

Caminó ocultándose entre las plantas y yendo lo más sigilosa posible, hasta adentrarse en el edificio.

Dentro, pudo ver en la pared sangre, y por el color y la textura que tenía al tocarla, supo que era reciente, fresca.

Lo extraño, es que esa sangre bajaba por unas escaleras bajo tierra, y no subían a donde Minho y Hyunjin estaban.

Debido a la curiosidad, agarró el arma con más fuerza, y siguió el rastro de sangre, bajando al rededor de dos pisos hacia abajo, que solo eran iluminados por unas luces neón de las indicaciones.

Sabía que era sangre humana, o elfica, pues la marca de una mano era la que arrastraba la sangre por la pared.

Al llegar hasta el final de las manchas, no vio a nadie, por lo que decidió adentrarse más en aquella habitación.

Pero al no prestar atención a donde pisaba, colocó su pie sobre una trampa, una cuerda que agarró su tobillo y la elevó, dejándola boca abajo colgada del bajo techo.

Entre la oscuridad, pudo ver como Felix se acercaba a ella, con una jeringa en su mano derecha y en la izquierda una venda ensangrentada. La sangre era suya, era una trampa.

—¿Felix?

—Sabía que vendrías hacia aquí...

—No estoy para bromas, ¡Suéltame!

ᴍᴜʀᴅᴇʀᴇʀ ❝𝕸❞  -ˢᵗʳᵃʸ ᵏⁱᵈˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora