Lunes 16 de Marzo

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Querido diario, hoy es Lunes, ¡y ha ocurrido mucho hoy!

No sé por dónde empezar. ¡Hay muchas cosas! Creo que empezaré por orden cronológico.

Primero que todo: 4 de la tarde, exactamente después de que sonara el timbre del término de las clases de la tarde. ¡A Alex le han encantado las galletas! Moira quiso esperar hasta la tarde por que supuso que el bajón de azúcar a media tarde era el momento perfecto para convertir nuestras galletas en una merienda apetitosa que Alex podría saborear mientras estudiábamos en la biblioteca. A pesar de que estuvo a nuestra vista durante todo el día, solo conseguimos verla a solas y despreocupada cuando caminaba hacia la biblioteca. ¿Acaso no se ama a alguien con una rutina? Día por medio, luego de clases, Alex Delaney va diligentemente a la biblioteca de nuestro colegio, haciendo uso de todos los recursos del recinto. Es una fanática de estudiar y compartir información. Cuando le entregamos nuestro regalo, esto es lo que dijo:

—¡Ajá! ¡Así que este es el motivo por el cual me preguntaron por mis galletas favoritas!

Moira sonrió, y le contestó que solo deseábamos agradecerle por llevarme a la enfermería la semana pasada.

Comió una, y le encantó. Dijo que dejaría el resto para su hora de estudio en la biblioteca, y nos agradeció. Fue entonces cuando apareció una estudiante de último año, que me buscaba. Escuché mi nombre en el pasillo que conduce a la biblioteca.

—¿Noelia Meary? ¿Quién es Noelia de la clase A de segundo? ¿Está por aquí Noelia Meary?

Algunas de las chicas a mi alrededor me llamaron por lo bajo, murmurándome "¡Noelia, una chica de último año te busca!" Confundida como estaba en ese momento, simplemente atiné a mirar a Moira, para que se hiciera cargo de mis cosas. Con una mirada comprensiva, Moira asintió, y me dijo que llevaría mis cosas hasta la biblioteca con ella.

La chica de último año me informó que Isabel Rothe-Saintcliment necesitaba hablar conmigo y que por favor me dirigiera al edificio de administración. ¿Para qué querría Isabel hablar conmigo? El corazón me latía con fuerza. ¿Y acaso tenía ella acceso a los registros de las alumnas nuevas? La chica, de nombre Verónica, que además respondía a los saludos respetuosos de algunas de las alumnas que salían de nuestro salón, me indicó que la oficina de concejo estudiantil se hallaba en el edificio de administración, pasado la arboleda.

Me dirigí hacia el edificio de administración tan rápido como pude. Tenía el pulso acelerado, me sudaban las manos y sentía la frente fría. Me sentía muy nerviosa. ¿Por qué querría Isabel hablar conmigo? Me preguntaba una y otra vez. ¿Acaso hice algo mal? Creo que había entrado en una especie de trance de duda, y en mi mente las posibles alternativas surcaban el aire de un lado a otro como una pelota de tenis sobrevolando su red. Había hecho algo mal e Isabel me reprimiría. Debió haber sido algo lo suficientemente notorio como para que ella lo notara y decidiera citarme a la sala de concejo. ¿Tal vez mi caída de la semana anterior era terriblemente poco femenina y me lo haría saber? ¿Había algo fuera de lugar en mi apariencia? ¿En mi caligrafía? En ese momento, por supuesto, esas ideas no parecían ridículas en absoluto.

Isabel me esperaba al interior de la sala de concejo. Cuando ingresé, Isabel completaba algunos papeles. La sala de concejo tenía un gran escritorio de caoba al fondo, delante de la ventana, y entre este y la puerta había dos sillones de cuero marrón tapizados al estilo capitoné, de tres cuerpos cada uno, uno frente al otro y separados por una mesa de centro con un enorme y hermoso arreglo floral. Espatifilos. En vez de ofrecerme el asiento frente a ella en el escritorio, me indicó que me sentara en uno de los sillones. Había una carpeta con archivador junto al florero.

—Noelia, entra. Toma asiento.

Isabel no lucía como una estudiante. A pesar de ser estudiante, Isabel tenía cierta aura, quizás la severidad de su mirada o su madura elegancia, que la hacía parecer una adulta en uniforme. Si lo pensaba de este modo, me ponía nerviosa. Era como visitar la oficina del director. Tan solo era dos años mayor que yo y aun así parecía mucho más experimentada, mucho más madura que incluso algunas otras estudiantes de último año.

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