Jueves 9 de Abril

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Querido diario:

Blair Wagner ha asistido a clases 3 días seguidos, pero como ha llovido un montón, no la he visto mucho en los jardines, bromeando con sus compañeras.

Hoy por la mañana he recibido una esquela perfumada de Isabel. Colgaba de una cinta rosa dentro de mi casillero. Decía: «Eres una muchacha muy linda, amable, y madura, puedes hacer lo que te propongas. Te deseo un día maravilloso, Isabel.» Dentro del sobre había dos caramelos con sabor a frutilla y relleno líquido. Al contarle a Moira, esta parecía muy sorprendida, y entonces me contó que Isabel no hacía este tipo de cosas con nadie. Le di uno a Moira, que pensó en atesorarlo para siempre, pero al verme abriendo el envoltorio y llevándomelo a la boca sin ninguna ceremonia, decidió imitarme. Mientras comíamos, Moira leyó la esquela una y otra vez. Su expresión lucía como si se encontrara bajo un encantamiento producido por la esquela, quizá por el perfume del papel, quizá por la caligrafía.

—Qué amable —comentó—. Yo creo que como eres nueva, quiere que te sientas a gusto. Y qué suerte tienes de ser su amiga y recibir una esquela perfumada. Yo que tú le daría las gracias tan pronto como pueda.

Solté una pequeña risita.

—¿Qué? —me preguntó, perpleja por mi inesperada reacción.

—¡Es que no me has sugerido hacer galletas para ella!

—Oh. Ah...

—Es que Alex es... bueno, ella es...

Moira se sonrojó levemente, tratando de encontrar las palabras, y a mí me pareció encantador.

Pero, al mismo tiempo, nopuedo evitar sentirme contra la espada y la pared. ¿Qué cosa tan horrible hizoBlair para que Isabel le enterrara el cigarrillo así en el dorso de la mano, nosolo una vez, sino tres, hasta sacarle lágrimas? Tal vez será algo para lo quenunca obtendré una explicación. Metí el sobre rosa perfumado en el bolsillo ycontinué con mi día. Era mejor si no pensaba en esas cosas y me concentraba en estudiar.

Diario, ¿debería contarle acerca de lo ocurrido a Moira? ¿Qué pasará si no me cree?

Por la tarde, Moira y yo nos sentamos en mesas diferentes en la biblioteca porque ella está estudiando con Alex. La manera en que sus ojos brillan, bien abiertos, sin despegarse del rostro de Alex ni por un instante, es una imagen que me gustaría capturar para siempre. Quisiera mostrársela y decirle: "Mira qué linda te ves aquí." El tono de piel de Moira es muy pálido, pero sus mejillas están siempre ligeramente sonrosadas. Sin embargo, cuando permanece junto a Alex, sus mejillas se encienden en un tono muy particular. Me pregunto si, estando junto a la persona que me gusta, yo me veré así de dulce.

Salí a dar una vuelta fuera de la biblioteca más o menos una hora después. Ya no llovía, y el sol se asomaba entre las nubes de cuando en cuando. Hacía mucho frío, y una ráfaga de viento se levantó mientras caminaba por uno de los corredores, despertándome de la modorra producida por la hora de estudio. Mi intención era ir a por un jugo en la cafetería, pero lo olvidé cuando me confundí de pasillo y acabé yendo en dirección a las oficinas de los profesores, lugar en el que nunca había estado antes.

Me asusté un poco cuando sentí una puerta cerrarse muy fuerte debido a las corrientes de viento en algún pasillo cercano. Supe que estaba perdida en aquella parte del edificio muy tarde. Esto es lo particular de los colegios administrados por monjas, todos los edificios parecen conventillos, con pasillos angostos y oscuros y habitaciones frías y adustamente decoradas. Tenía miedo de toparme con algún profesor o alguna hermana y que me castigara por estar ahí, de modo que me alejaba tan pronto como oía los pasos de alguien.

Avancé por un largo pasillo y entonces comencé a orientarme un poco mejor. La oficina al final del pasillo tenía una placa dorada en la puerta que rezaba: «U.T.P» y, al doblar, me encontré con una puerta abierta cuya reja de protección permanecía junta, y parecía dar a un jardín. Me atrajo el verdor, y la curiosidad por ver aquel jardín oculto, pero, al acercarme a la reja de protección, vi algo más entre los árboles, los arbustos y las flores.

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