Diario, Blair me ha pedido que lleve el vestido rosa que llevé durante aquella fiesta... no pude negarme.
Exceptos por los delicados bordados dorados en las solapas de su traje, Blair iba vestida completamente de negro, lo que la hacía ver muy elegante y adulta, y creaba un contraste muy atractivo con su piel clara y cabello rubio.
Al verme, esto es lo que me dijo:
—Te ves hermosa.
Entonces me pidió una mano y me hizo girar sobre mí misma como una bailarina, para observarme desde todos los ángulos. Diario, no sabría cómo describir esa sensación... ¿deseada, quizá? La manera en cómo me observaba, como si no existiese otra cosa en el mundo, o el hecho de que no hubo momento durante aquellas horas en las que no sentí sus manos sobre mí. En mis hombros, mis manos, mi cintura, mi cuello. Aún puedo sentirlas ahí, ejerciendo una ligera presión, como si hubiese dejado su rastro en mi piel.
—Mi dulce Noelia.
Lo decía una y otra vez, y siempre me miraba, diario, siempre. No quiero exagerar, pero sus ojos estuvieron pegados a mí durante horas.
Ella pidió un trago, llamado "Dark n' Stormy" si no me equivoco... también pidió whisky. Yo solo tomé un refresco sin alcohol. El barman la confundió por un hombre, y ella no se molestó en corregirle. Me pregunto si eso le ocurre a menudo.
¿De qué hablamos, diario? Cosas sencillas. Los lugares a los que nos gustaría ir, lo que nos gustaría estudiar en la universidad, nuestros planes para el fin de semana. Tengo esta sensación, mi querido diario, de que no es necesario apurar nada.
También bailamos. Me abrazaba mucho, y podía sentir sus manos por todo mi cuerpo. Repetía mucho mi nombre, como si intentase asegurarse de que yo aún estaba allí, y de que al llamarme, invocaba mi existencia, que yo era real, y que si ella decía mi nombre, ella también existía. Diario, no sé cómo decirle que no me iré a ningún otro lado.
¿Alguna vez ha pensado que estás segura de que recordarás algo para siempre? Querido diario, eso es lo que me pasó en ese momento, mientras bailaba con ella. Sabía que iba a recordar ese olor para siempre. Independientemente de lo que pase, del tiempo que pase o de la cantidad de personas que entren en mi vida y salgan de ella, este olor suyo siempre me recordará esta noche, cuando tengo dieciséis años, y salí con mi primer amor. Sé que recordaré la música, la luz, la gente alrededor, lo que llevábamos puesto... ahora todo le pertenece a ella.
Caminamos por el paseo junto al río. Ella tomó mi brazo y lo entrelazó con el suyo. Podía olerle el cabello cuando la brisa cambiaba de dirección. Podía verla de perfil, sus labios entreabiertos, sonriendo ligeramente, sus ojos perdidos en la distancia, su expresión tranquila. Querido diario, creo que ella se sentía feliz. Al pensar en eso, mi corazón brinca alegremente. Eso es lo que yo siempre he querido para ella. Si yo puedo hacerla feliz, entonces yo también soy muy feliz. Incluso aunque no fuese yo, me tranquilizaría saber que ella reconoce que algo sí es capaz de hacerla feliz. Mientras nosotros sepamos qué nos hace feliz, podemos mantener esperanzas, ¿no es cierto, diario?
En el mirador, me preguntó si acaso mi abrigo era lo suficientemente grueso. Palmeó mi silueta para cerciorarse de que así era, y entonces se detuvo a la altura de mis bolsillos. Las llaves de mi casa tintinearon contra algo.
—¿Qué es esto? —me preguntó, sacando el contenido del interior de mi bolsillo.
—Es, mmm..., gas pimienta... —le contesté.
—¿Para los depredadores?
—Bueno, sí, pero—
—Entonces, ¿debería alejarme ahora, no crees?
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Ingénue
RomanceNoelia es una estudiante de dieciséis años que ha sido transferida a segundo año en el instituto privado Nuestra Señora de los Dolores. Desde ese momento, cae en un mundo de rivalidad femenina, amor, obsesión y corazones rotos. Después de un inciden...