Miércoles 17 de Junio

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tw: suicidio

Querido diario,

¿Crees que está bien que una joven de diecisiete años esté tanto tiempo lejos de sus padres? ¿No crees que debe haber algún tipo de herida que atraviesa su corazón? ¿Crees que habla en serio cuando dice que no importa? Y, ¿crees que me mentiría? Si la he visto tan vulnerable y honesta, ¿por qué escondería eso, de todas las cosas? Pero, diario, hay tantas cosas que no tienen sentido para nosotros. Tantas cosas que sentimos pero que no podemos explicar. Incluso para una persona que se las arregla para explicarse de forma tan articulada como Blair. En su defensa, debo admitir que hay cosas que pasan por mi mente, pero ni siquiera te las he dicho. Lo siento.

Creo que extraña a sus padres, simplemente no sabe que lo que siente es exactamente eso. O tal vez simplemente no quiere hablar de eso. Dime, diario, ¿quién soy yo para obligar a alguien a hablar? Nadie le debe nada a nadie. Así es como funciona el mundo, y eso es todo. De modo que, aunque me preocupe mucho, no puedo hablar por ella. Ella es la única que ha interactuado con ellos, es la única que puede decir algo así. Quizás, si quiero ayudar, lo único que puedo hacer es quedarme a su lado.

Hoy, Blair me contó el sueño que tuvo durante la noche. Nunca habíamos hablado de ese tipo de cosas.

Diario, me estoy internando lentamente en su mundo. Es una sensación que me fascina. Para mí, siempre ha sido un mundo oscuro y recóndito. Un lugar muy silencioso y profundo, pero siento que una vez que abra la puerta, encontraré algo único. Cada palabra dicha, su mirada, su apariencia, incluso el aire que la rodea tiene un aspecto de ensueño.

Simplemente salió de la nada. En la penumbra del crepúsculo, hoy, en el silencio de su casa.

—Me sumí en un sueño oscuro y profundo.

Su voz era suave, baja, con ese aire misterioso y sensual. Su espectro permanecía en la habitación, como un aroma.

—Soñé que me suicidaba. Me cortaba las venas, pero no había sangre. Sin embargo, la bañera en la que me recosté estaba llena de agua negra. No sé por qué, simplemente la sangre no caía. Transcurren unos minutos y pierdo la consciencia. Entonces, en vez de permanecer en la bañera, estoy de pie junto a ella observando mi cadáver palideciendo y enfriándose en el agua negra.

»Salgo del baño y camino alrededor de la casa. Todo estaba muy silencioso y, en el fondo, tenía una sensación nauseabunda, una quemazón en la cabeza. Pensaba que estaba un poco arrepentida de lo que había hecho. La casa estaba muy iluminada y no había nadie, solo yo caminando. Al salir afuera veo que el clima estaba exactamente igual que esta tarde, y unas nubes surcaban el cielo. Tenía miedo de desaparecer de pronto, y entonces, ¿adónde iría? ¿se volvería todo negro? ¿recordaría el patio de mi casa, el color del día, los rostros de las personas que formaban parte de mi vida? Esa incertidumbre no me abandonó mientras caminaba.

»De pronto estoy en la calle. No sabía dónde iba. Caminaba muy cerca de la pared de piedra, y miraba como el sol se filtraba entre las hojas. Las hojas se movían suavemente por una brisa que no lograba sentir.

»Cuando volví la vista hacia el frente, te vi a ti. Venías hacia mí. Lo más probable es que en realidad ibas de camino a mi casa, pero en tu rostro no parecía haber signo de sorpresa por verme caminando por la calle. Me entregaste la bolsa del supermercado que cargabas sin decirme nada. Tal era tu confianza en mí. Tú sabías que yo ya estaba muerta. Te miré de pies a cabeza mientras te alejabas sin decir una palabra, dejándome con la bolsa en la mano. Pude leer tu pensamiento: "ella la traerá consigo de regreso a casa." Observé tu cabello que ondeaba de lado a lado al caminar, la manera en que tus pies pisaban, y pensé que eras tan bonita.

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