Capítulo 25.

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Los mensajes de Pablo poco a poco fueron cambiados por mensajes de Dul.

Era irónico, minutos antes miraba mi celular cada dos por tres esperando alguna noticia suya y ahora...y ahora los borraba sin ni si quiera leerlos.

A esas alturas, Pablo ya le habría contado todo a Dulce, mi 'forma de espiar', mis terribles celos o mi resbalón.

Sin más espera, llamé a Christian y decidí quedar esta noche.

Los domingos no es que sea el mejor día para ir de fiesta..pero lo necesitaba.

-¿Christopher?

-¿Dónde estás?

-Con Anguelique, ¿necesitas algo? ¿estas bien? -me respondió asustado.

-No me jodas Chris, llevas demasiado tiempo con la misma chava.

-¿Qué? ¿Te recuerdo quién era el que hace unos días pensaba nombres para sus futuros hijitos?

-¡Era una broma! Sabes de sobra que Christopher Von Uckermann nunca ha sido, es, ni será hombre de una sola mujer. -sentencie a la vez que una lágrima recorría mi mejilla.

-Está bien, ¿te paso a buscar?

-A las diez.

Al decir eso colgué, empecé a vestirme y apagué el teléfono.

Esta vez iba a ser yo al que no le importara el otro, esta vez iba a ser yo el que se llevara al trabajo a sus ligues diarios.

22:50

Bajé y esperé a que el coche de Christian apareciera, encendí un pitillo y oí unos tacones.

-Te he llamado mil veces. -afirmó preocupada.

-Ucker, te estoy hablando. -dijo al notar mi indiferencia.

-¡Christopher! ¿Qué te pasa? -me gritó.

En ese mismo instante, cuando me decidí a contestarle, oí el claxon del coche de Chris.

-Lo siento, tengo prisa.

-¿Me vas a dejar así? -replicó al verme avanzar hacía el asiento del copiloto.

Sin contestar, tiré la colilla al suelo y entré.

Una vez el coche en marcha, miré a Dulce por el espejo retrovisor, esa actitud me dolía más a mi que a ella.

Llegamos al primer y último local de la noche, aunque Christian no quería beber, en menos de media hora ya estaba tirado en un asiento y rodeado de mujeres.

Yo me senté en la barra consumiendo solo chupitos.

-¿No cree que es malo que un famosillo como usted ahogue sus penas en alcohol en un simple bar nocturno situado en el centro de la ciudad? -me preguntó la camarera.

Tengo que reconocer que iba tan borracho que me costó entender la preguntita.

-No, llevo toda la vida haciéndolo y nunca ha salido a la luz. -contesté seco.

-¿Has venido solo? -dijo llenándome el vaso.

Miré hacia tras donde Chris estaba y no evite reírme.

-Si, se podría decir que si...

Algo despechado por el recuerdo de Dul, empecé a flirtear con la camarera, que desde el principio noté su interés en mi.

Después de unos besos tontos, llamó a su compañera para que la cubriera y salimos corriendo hacia mi casa.

La guíe el camino y cuando bajamos me llevé una gran sorpresa.

Extraña sensación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora