Capítulo 8.

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A la mañana siguiente noté un peso sobre mi pecho. La verdad es que ni siquiera me acordaba de que estaba ahí, en mi cama. Así que me sobresalté haciéndola temblar a ella también.

Se pegó más a mi y empezó a abrir los ojos.

-Hola preciosa. -dije riendome.

Ella pestañeó una y otra vez, se frotó los ojos con los puños y me soltó rápidamente.

-No, no, no, no, no. No puede ser.

-Hey, tranquila, no pasa nada. -Sonreí.

-Espero que no hayas hecho algo de lo que te puedas arrepentir mientras estaba dormida. -dijo levantándose.

-Nunca me arrepentiré. -Sonreí pícaro.

-Eres repugnante Uckermann.

-Se peinó con la mano y se calzó mientras salía de la habitación.

-Ei, ¿donde vas?

-¡A mi casa! Donde tendría que haber pasado la noche hoy.

-Me levanté de la cama y la agarré del brazo atrayéndola a mi cuando estaba a punto de marcharse.

-Te prometo que no he hecho nada, simplemente te quedaste dormida y no quería despertarte. Ni te he tocado en toda la noche.

-No te creo. -me dijo nerviosa de tenerme tan cerca.

-Te lo prometo. -me fui acercando a ella, estaba a punto de darle un beso cuando sonó el teléfono.

«Mierda, ¿quién coño se atreve a interrumpir?»

-Cogí el teléfono, y nos alejamos los dos.

-¿Bueno?...mierda, se me olvidó... Si, mejor...ahora se lo digo...es una larga historia (sonreí)...bye.

-¿Qué...qué pasó?

-Son las doce y media.

-¿Y qué? -preguntó confundida.

-Cita en la disquera a las doce con Pablo¿te suena?

-¡No puede ser! ¡Es mi primer día serio y llego tarde!

-Tranquila, he hablado con él, se pospone a las 17:00 preciosa.

-Perfecto, menos mal..

-¿Te apetece desayunar conmigo? -Sonreí.

-¡No!

-Dicho esto, abrió la puerta y se fue corriendo mientras bajaba las escaleras.

Me apoyé en el marco de la puerta mientras oía sus pasos que bajan las escaleras a un alto ritmo.

Creo que era la primera vez que una mujer rechazaba desayunar con el guapísimo cantante de moda, Christopher Uckermann, pero eso me gustaba. Sería todo un reto conseguir pasar una noche con ella.

Llamaron al timbre a los pocos minutos de cerrar yo la puerta.

-Hola preciosa, ¿has recapacitado?-dije sin ni si quiera mirar.

-Si papito, vamos a la cama.

-¿Chris? -pregunté extrañado.

-No, soy Chrisalda, hazme el amor guapo. -dijo con voz de chica.

-Ya Chris, no seas menso y entra.

-Cerró la puerta y se sentó conmigo a desayunar.

-Así que... ¿has pasado la noche con alguna pollita?

-Esos son secretos de estado mi rey.

-El nombre de ella será un secreto, pero que te dejó con las ganas no lo es, ¿verdad Bro?

-Digamos que tampoco tenía esa idea en la cabeza, ¿sabes?

Ella...ella es distinta.

-¡Para! ¿No te estarás...?

-¡NO! Nada que ver papa, yo soy un alma libre, nadie podrá decir que es novia de este galancete N-U-N-C-A. ¿entendiste?

-¡Ese es mi brother! -dijo chocando su mano con la mía.

Nos pasamos la mañana hablando y jugando a la consola.

-He quedado a las 4:30 con un pivón, ¿te apetece cita doble? -me dijo pícaro.

-Imposible mi rey, tengo cita en la disquera a las 17:00, pero si quieres te llevo.

-Genial, pero si cambias de idea....

-Me preparé rápido, ya que quedaba media hora para la cita de Chris. Me bañe y me vestí lo antes posible.

-¡Buag! Apestas a colonia...

-Hay que oler bien, uno no sabe donde puede encontrar bebotas buenotas.

-Pues esta claro que en una disquera no, pero cualquiera diría que vas por trabajo eh papa. -dijo dándome una colleja suave.

-¡Ya Chris! No seas menso...

Salimos de la casa, dejé a Chris en su cita y me fui a la disquera. Casualmente esta cerca de el bar donde Chris había quedado, así que llegue pronto a la cita con Pablo.

«Genial, encima me tocará esperar al sopla gaitas este».

Siempre que llego hago lo mismo, entró con mis enormes gafas de pasta, saludo a la preciosa secretaria y subo al piso de Pablo. Después entró sin llamar y me tumbo en el sofá.

Pero ese día no fue así. Cuando llegué a la oficina una preciosa silueta me cautivó.

-Wow señorita, es usted...

-R-E-P-U-G-N-A-N-T-E, eso eres tú. -dijo mientras se giraba hacia mi.

-¿Dulce? Estás...

-Cuidado señor Uckermann, que se le cae la baba. -dijo una voz detrás de mi. -Pero le entiendo, a cualquiera se le caería viendo a esta señorita.

-Muchas gracias Pablo, es usted un caballero.

-¿Este? Si no se come ni un rosco. -dije con recelo.

-Usted...usted no es nadie para hablar de mi vida privada. -me contestó nervioso y avergonzado.

-Pues no entiendo porqué, le da mil vueltas.

-¿Perdona? Qué yo sepa con quien has pasado hoy la noche es conmigo, no con este.

-Dulce se puso en seguida colorada mientras Pablo reía por lo bajo.

-Bueno, ¿qué nos querías decir Pablo?

-Tenemos que empezar ya con el videoclip, es más, la canción ya está hecha. Es un tema diseñado exclusivamente para vosotros dos, y ahora que se que pasáis la noche juntitos será aún más excitante.

-Mientras yo reía con Pablo, Dulce volvió a coger color en sus cachetes.

-¡Nosotros no hemos pasado ninguna noche juntos! Jamás estaría con él. -protestó.

-Bueno, ¿y cuál es la canción Pablito?

-Mañana os la pasaré, todavía están arreglando un par de cosas.

-La reunión siguió un par de horas más, en cuanto terminó, Dulce salió corriendo para no coincidir conmigo.

Yo me fui a descansar, había sido un día bastante raro y aunque constase creerlo, no tenia ganas ni de ir de fiesta.

Me tumbé pensando en Dulce, no penséis mariconadas, simplemente me llamó la atención su cambio de look.

No parecía la misma hippie del día anterior. Llevaba un vestido negro y blanco muy sexy y ajustado que marcaba sus curvas, unos zapatos de tacón altos y negros, y el pelo sedoso y rizado.

Realmente estaba preciosa.

Extraña sensación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora