Capítulo 26.

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-¿Qué haces aquí?

-A demás de mojarme por la lluvia y pasar mucho frío...contemplar lo rápido que me olvidas. -contestó seca.

-¿Quién es esta Christopher? -me pregunto Melis, la camarera.

-Ella es..nadie importante. -dije intentando mostrar indiferencia.

-¡Eres un cobarde Christopher! ¡Y un asqueroso! ¿Qué querías? ¿Jugar conmigo? -grito Dul.

-Toma las llaves, vete subiendo Melis. -contesté tranquilo.

Una vez que Melis se fue, mientras Dulce y yo nos mojabamos, el silencio se rompió de nuevo.

-Sube, te están esperando.

-Te vi esta mañana en la disquera, ¿sabes? Y me cansé, no voy a ser tu muñequito, no voy a estar ahí cuando te interese, ¡te quería Dul, eres tú la que juega conmigo! -grite furioso.

-Así que me viste esta mañana...-rió.

-¿Y te ríes? ¿Te gusta ser una fresca?

-reconozco que esas palabras no fueron las adecuadas, pero así me salió...

-El chico de esta mañana, era el novio de mi hermana, te quería conocer.

-Dicho esto salió corriendo hacia su coche y salió de ahí lo antes posible.

-Soy un tarado, soy un tarado! -Grité mientras clavaba mi puño en la pared.

Subí a casa sin percatarme de que Melis esperaba arriba y con un gran dolor de cabeza.

Abrí la puerta y ahí estaba en ropa interior.

-Te estaba esperando guapo. -dijo acercándose a mi.

-No estoy muy animado...

-No te preocupes, yo me encargo. -dijo dándome besos en el cuello.

-Melis es mejor que te vayas, de verdad.

-Quiero jugar. -sonrió.

-¡Qué te vayas de aquí! -grité levantandome hacía la puerta.

Asustada, Melis cogió su ropa y salió corriendo de casa.

*******

El ruido de la lluvia me despertó por tres veces, el dolor de cabeza ya había desaparecido, pero mi mano seguía llena de sangre.

Me levante y salí de casa. Subí hasta la azotea y me senté a mirar las estrellas mientras me empapaba.

La lluvia paró y se me ocurrió bajar a por mi guitarra.

Me senté en el mismo sitio de antes y la inspiración llegó a mi, aunque por ramalazos demasiado romanticones.

“ Que difícil terminar lo que no empezó.
Y poner punto final a lo que nunca se escribió ”.

Fueron los primeros versos que vinieron a mi, para continuar con algo más cursi aún.

“ Y yo sí quería ser tu vida
No solamente dormir contigo, también despertar.
Y yo sí moría por alegrar tus días, por encender tu corazón
Y no ser solo una opción
No solo noches de pasión
Yo simplemente sí quería ser tu amor ”.

Sobra decir en quien pensaba en esos momentos.

Extraña sensación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora