Capítulo 7.

2K 130 4
                                    


La puerta del coche se abrió y me quedé anonadado.

«¿No podía ser otra persona? ¿Por qué todo me pasa a mi señor? ¿Por qué?». Pensé mirando al cielo.

-¿Qué quieres?

-Vaya modales Uckermann, encima de que te salvo el culo.

-¿Perdona?

-¿No quieres que te lleve a casa?

-¿No soy repugnante como para ir en tu coche?

-Tienes tres segundos para subir, si no, aquí te quedas.

-¡Ya voy, ya voy!

-Me subí al lado del copiloto. La verdad es que no entendía nada, ¿por qué ese coche tan lujoso y esa ropa tan pobre?

-Bueno, ¿me vas ha decir que hacías solo por la carretera?

-Pasear, es bueno para el organismo.

-Ja, Ja, Ja. -dijo sin apartar la vista de la carretera.

-Bueno, y tú, ¿donde has dejado a Pablo? Te vi de compras con él.

-¿Tengo que darte explicaciones de mi vida? -me contestó en tono desafiante.

-No tienes porqué, pero no te cuesta nada decirme.

-Yo no fui con Pablo, me le encontré y me ayudó a llevar las bolsas al coche, ¿feliz?

-Si, osea, me daba igual eh.

El viaje siguió en silencio, solo hablamos un par de veces para decirle mi dirección.

-Aquí es. Gracias, supongo. -abrí la puerta y baje.

-De nada, recuerda que mañana hay reunión en la disquera a las 12:00. -dijo sin apartar la vista del frente.

-Si, lo se, bye.

-Comencé a caminar hacia la puerta del edificio, al llegar, antes de abrir, mire al cristal de la puerta que reflejaba el coche de Dulce y allí estaba, mirando mi precioso trasero por la ventanilla.

-¿Te gusta? -grité.

-¿Qué?..¿Qué dices?..Adiós. -Alcancé a oír. Reí al ver lo nerviosa que estaba y entré.

Al entrar en casa me quité la ropa para quedarme en boxers, cogí una cerveza, metí una pizza al horno y me eche en el sofá para ver la tele un rato.

Cuando me estaba quedando dormido oí el timbre.

«Maldito sea» pensé. Volvieron a llamar un par de veces más.

-¡Ya voy, ya voy! -grité.

Abrí la puerta y sí, era ella otra vez.

-¿Me echabas de menos? -reí.

-Ya te gustaría Uckermann. -la vi mirando mi entrepierna de reojo.

-Podrías...¿Podrías taparte?

-No creo que sea la primera vez que ves así a un hombre. -Sonreí pícaro.

-No, pero a ti si.

-Y no será la última, te lo aseguro. -guiñé el ojo derecho.

-Repugnante de nuevo. -puso cara de asco y continuó hablando. -Bueno, venía a darte esto, se te cayó en el coche.

-¡Mis gafas! Muchas gracias.

-De nada, mañana nos vemos.

-se dirigió a llamar al ascensor.

-Espera, ¿quieres pasar?

-No...mañana tengo muchas cosas que hacer y estoy cansada.

-Tengo pizza en en horno...

-¿Barbacoa?

-Si señorita. -Sonreí.

-Bueno, entonces pasaré. -sonrió.

Nos sentamos en la cocina mientras se hacia del todo la pizza.

-Bueno, ¿nerviosa por lo de nuestra canción? -pregunté.

-No, bueno, un poco. Pero tengo muchas ganas. - me sonrió.

-No todas tienen la suerte de cantar y grabar un videoclip con Christopher Uckermann. -hice gesto de superioridad. Ella se rió por lo bajo.

-¿No puedes dejar descansar a tu ego un rato? -me preguntó graciosa.

-Mmm, difícil. Pero lo intentaré.

Mientras hablábamos sonó el horno. Saqué la pizza y pusimos la mesa en el salón.

-Oh, fútbol.

-¿Te gusta?

-Me encanta. -sonrió.

Cada vez era más perfecta. Acabaría cayendo en mis redes, como todas.

-Tengo que reconocer que no eres tan tan tan mal rollo como creía. Me atrevería a decir que eres hasta majo.

-No me lo puedo creer, creo que voy a grabar estas palabras. -reí.

-¡menso! -río. -pero no te claves eh. -volvió a reír. Yo simplemente le devolví la risa y seguimos mirando el partido.

En un momento decisivo para que México ganará, me quede embobado mirando a la TV, sin darme cuenta de que un trozo de pizza se me cayó encima.

-Vaya..

-¡GOOOOL!

-Ya veo que a ti también te ha dolido que me manche la camiseta. -reí.

-Vaya, perdón. Trae, si quieres yo te la lavo en un momento.

-¿Segura? -pregunté.

-Si, no pasa nada.

-Bueno, como quieras. -Sonreí pícaro y me quite la camiseta. Vi su cara de deseo al ver mi torso descubierto. Volví a sonreír.

-yo..yo me encargo. Donde, ¿donde está el...el baño? -me preguntó nerviosa.

-Todo recto. -Sonreí. Esperé un rato mientras me acababa la pizza.

-Ya está, todo listo. -sonrió.

-Muchas gracias, de todas formas voy a lavarme, Huelo a pizza...no me tardo. Puedes hacer lo que quieras. -Sonreí y me fui al baño.

Me duche pensando en que tenia en el salón a un pivón de chica a la que le encantaba la pizza barbacoa y el fútbol, con unas nalgas bien puestas y además de eso, lista y simpática...es decir, que me vino muuuy bien la ducha fría.

Me puse una toalla atada a la cintura y salí.

-Ya estoy, perdón por tardar.

-llegué al salón y la vi tumbada en el sillón, me acerque y me puse de cuclillas al lado del sofá.

-¿Dulce? ¿Estas despierta?

-Me pasé un rato llamándola y mirando como dormía. Es muy guapa, para que engañarnos. Ya era tarde, así que decidí apagar la tele e irme a dormir, pero antes, la cargué en brazos hasta mi cama, no iba a dejar que una señorita durmiera ahí y sola..


Extraña sensación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora