La puerta del coche se abrió y me quedé anonadado.
«¿No podía ser otra persona? ¿Por qué todo me pasa a mi señor? ¿Por qué?». Pensé mirando al cielo.
-¿Qué quieres?
-Vaya modales Uckermann, encima de que te salvo el culo.
-¿Perdona?
-¿No quieres que te lleve a casa?
-¿No soy repugnante como para ir en tu coche?
-Tienes tres segundos para subir, si no, aquí te quedas.
-¡Ya voy, ya voy!
-Me subí al lado del copiloto. La verdad es que no entendía nada, ¿por qué ese coche tan lujoso y esa ropa tan pobre?
-Bueno, ¿me vas ha decir que hacías solo por la carretera?
-Pasear, es bueno para el organismo.
-Ja, Ja, Ja. -dijo sin apartar la vista de la carretera.
-Bueno, y tú, ¿donde has dejado a Pablo? Te vi de compras con él.
-¿Tengo que darte explicaciones de mi vida? -me contestó en tono desafiante.
-No tienes porqué, pero no te cuesta nada decirme.
-Yo no fui con Pablo, me le encontré y me ayudó a llevar las bolsas al coche, ¿feliz?
-Si, osea, me daba igual eh.
El viaje siguió en silencio, solo hablamos un par de veces para decirle mi dirección.
-Aquí es. Gracias, supongo. -abrí la puerta y baje.
-De nada, recuerda que mañana hay reunión en la disquera a las 12:00. -dijo sin apartar la vista del frente.
-Si, lo se, bye.
-Comencé a caminar hacia la puerta del edificio, al llegar, antes de abrir, mire al cristal de la puerta que reflejaba el coche de Dulce y allí estaba, mirando mi precioso trasero por la ventanilla.
-¿Te gusta? -grité.
-¿Qué?..¿Qué dices?..Adiós. -Alcancé a oír. Reí al ver lo nerviosa que estaba y entré.
Al entrar en casa me quité la ropa para quedarme en boxers, cogí una cerveza, metí una pizza al horno y me eche en el sofá para ver la tele un rato.
Cuando me estaba quedando dormido oí el timbre.
«Maldito sea» pensé. Volvieron a llamar un par de veces más.
-¡Ya voy, ya voy! -grité.
Abrí la puerta y sí, era ella otra vez.
-¿Me echabas de menos? -reí.
-Ya te gustaría Uckermann. -la vi mirando mi entrepierna de reojo.
-Podrías...¿Podrías taparte?
-No creo que sea la primera vez que ves así a un hombre. -Sonreí pícaro.
-No, pero a ti si.
-Y no será la última, te lo aseguro. -guiñé el ojo derecho.
-Repugnante de nuevo. -puso cara de asco y continuó hablando. -Bueno, venía a darte esto, se te cayó en el coche.
-¡Mis gafas! Muchas gracias.
-De nada, mañana nos vemos.
-se dirigió a llamar al ascensor.
-Espera, ¿quieres pasar?
-No...mañana tengo muchas cosas que hacer y estoy cansada.
-Tengo pizza en en horno...
-¿Barbacoa?
-Si señorita. -Sonreí.
-Bueno, entonces pasaré. -sonrió.
Nos sentamos en la cocina mientras se hacia del todo la pizza.
-Bueno, ¿nerviosa por lo de nuestra canción? -pregunté.
-No, bueno, un poco. Pero tengo muchas ganas. - me sonrió.
-No todas tienen la suerte de cantar y grabar un videoclip con Christopher Uckermann. -hice gesto de superioridad. Ella se rió por lo bajo.
-¿No puedes dejar descansar a tu ego un rato? -me preguntó graciosa.
-Mmm, difícil. Pero lo intentaré.
Mientras hablábamos sonó el horno. Saqué la pizza y pusimos la mesa en el salón.
-Oh, fútbol.
-¿Te gusta?
-Me encanta. -sonrió.
Cada vez era más perfecta. Acabaría cayendo en mis redes, como todas.
-Tengo que reconocer que no eres tan tan tan mal rollo como creía. Me atrevería a decir que eres hasta majo.
-No me lo puedo creer, creo que voy a grabar estas palabras. -reí.
-¡menso! -río. -pero no te claves eh. -volvió a reír. Yo simplemente le devolví la risa y seguimos mirando el partido.
En un momento decisivo para que México ganará, me quede embobado mirando a la TV, sin darme cuenta de que un trozo de pizza se me cayó encima.
-Vaya..
-¡GOOOOL!
-Ya veo que a ti también te ha dolido que me manche la camiseta. -reí.
-Vaya, perdón. Trae, si quieres yo te la lavo en un momento.
-¿Segura? -pregunté.
-Si, no pasa nada.
-Bueno, como quieras. -Sonreí pícaro y me quite la camiseta. Vi su cara de deseo al ver mi torso descubierto. Volví a sonreír.
-yo..yo me encargo. Donde, ¿donde está el...el baño? -me preguntó nerviosa.
-Todo recto. -Sonreí. Esperé un rato mientras me acababa la pizza.
-Ya está, todo listo. -sonrió.
-Muchas gracias, de todas formas voy a lavarme, Huelo a pizza...no me tardo. Puedes hacer lo que quieras. -Sonreí y me fui al baño.
Me duche pensando en que tenia en el salón a un pivón de chica a la que le encantaba la pizza barbacoa y el fútbol, con unas nalgas bien puestas y además de eso, lista y simpática...es decir, que me vino muuuy bien la ducha fría.
Me puse una toalla atada a la cintura y salí.
-Ya estoy, perdón por tardar.
-llegué al salón y la vi tumbada en el sillón, me acerque y me puse de cuclillas al lado del sofá.
-¿Dulce? ¿Estas despierta?
-Me pasé un rato llamándola y mirando como dormía. Es muy guapa, para que engañarnos. Ya era tarde, así que decidí apagar la tele e irme a dormir, pero antes, la cargué en brazos hasta mi cama, no iba a dejar que una señorita durmiera ahí y sola..
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Extraña sensación.
FanfictionQuién imaginaba que el prestigioso cantante Christopher Uckermann, caería rendido a los píes de una preciosa y sencilla chica de barrio, llamada Dulce María. Se podría decir que Christopher no llevaba la mejor vida, ni mucho menos, pero lo que menos...