Capítulo 12.

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Pasaron tres días llenos de viajes. Visitamos Barcelona, Valencia y Alicante.

Los técnicos, que grababan cada paso que Dulce y yo dábamos, hablaron con Pablo para quedarnos allí unos días más por la falta de tiempo.

Tenían previsto visitar Bilbao, Asturias y Galicia, para después finalizar con las ciudades del centro cómo Salamanca, Valladolid o Guadalajara.

10 ciudades en 13 días. Madrid sería la última en ver, ya que no tendríamos que desplazarnos mucho.

Al despertarnos, Dul rebosaba felicidad, estos días casi no había descansado con tanto viaje.

-Oye, ¿te apetece salir?

-¿Qué? -reí.

-¡A dar una vuelta menso!

-Espera, espera, ¿me estás pidiendo una cita?

-¿QUÉ? -gritó nerviosa. -¡NO! Simplemente como amigos.

-Me encantaría, pero no puedo...tengo planes. -Sonreí pícaro.

-¿Alguna bebota española caerá hoy en las garras de Christopher Uckermann?

-Alguna tendrá la suerte, si.

-Pues que te aproveche guapo. -me dijo dolida.

Contemplé como salía de la habitación moviendo el culo provocativamente.

Tenía la sensación de que hoy Dulce quería algo más, me quería a mí.

Después de analizar la situación, salí corriendo del cuarto a buscarla.

-¡Dul espera! -dije cogiéndola del brazo.

-¿Qué quieres Uckermann? -sonrió pícara.

-A ti. -su sonrisa se esfumó por completo, me miraba fijamente a los ojos.

-¿En serio?

-Na, estoy jugando. -reí.

-¡Eres un estúpido Christopher!

-¿Salimos esta noche? Pero...sin rencores eh.

-Eres repugnante. -me empezó a pegar con su bolso mientras yo trataba de hablar.

-Perdón, perdón. Era una simple broma.

******

Quedaba media hora para mi cita con Laura, me empecé a preparar, Dulce no me quitaba el ojo de encima mientras simulaba leer una revista.

-¿Está interesante?

-¿Qué? ¿El qué?

-La revista digo. -la señalé.

-Por supuesto, está muy, muy interesante.

-Ah. -dije seco.

-¿Por qué? -me preguntó nerviosa.

-Ah, por nada, es que cómo la tienes del revés. -reí.

Las mejillas de Dulce cogieron cada vez más color, hasta acabar tapándose por completo con la revista.

*****

Estábamos en medio de la cena cuando vi una melena pelirroja escondida en un arbusto.

-Perdón Laura, tengo que hacer una llamada, ¿te importa si...? -dije señalando la puerta de salida.

-¡No, claro que no! Sal tranquilo. -sonrió.

Salí y vi como Dulce se iba para que yo no la viera. Corrí tras ella y la jale del brazo.

-¿Qué haces aquí?

-¿Yo? Nada, me perdí por Madrid, eso es todo.

-Te perdiste detrás de un arbusto, ¿no?

-Exacto. Digo...no, es que según pasaba por aquí, se me cayo algo y pues lo estaba buscando, nada más.

-Así que se te cayó algo...¿el qué?

-Un..¡un pendiente! -dijo rápida.

-Dul, no llevas ninguno. -dije mirando sus orejas.

-¿Qué? ¡Entonces se me han caído los dos!

-Que desgracia eh. -dije siguiéndole el juego. -Yo te dejo que sigas buscando tus pendientes mientras continúo con mi cita. -dije dándole un beso en la cabeza.

-¡No! Espera... -tiró de mi brazo colocándome en frente suyo. La agarré por la cintura con las dos manos y me acerqué a ella.

-¿Qué quieres, Dul? -dije susurrando.

-No te vayas.. -posó sus manos por mi cuello y apoyó su cabeza en uno de mis hombros.

******

-Lo siento mucho de verdad, ya sabes como es esto de ser famoso. Tengo que irme ya mismo.

-Tranquilo, te entiendo, el trabajo es lo primero. No te preocupes..

Me despedí de Laura y esperé a qué se fuera de la calle para avisar a Dul, que estaba detrás del arbusto.

-Chss, pelirroja, puedes salir.

-Es qué...

-¿Qué pasa? -pregunté asustado.

-Una rama se me ha enganchado en el vestido y...se ha roto un poco.

-Vamos Dulce, sólo estoy yo por aquí. -reí por lo bajo.

Dulce salió mirando al suelo y tapándose con sus manos. El vestido estaba casi hecho añicos.

-A mi me gusta mucho más así eh. -Sonreí pícaro.

-¿Cómo voy a ir así hasta el hotel? ¡Esto es un horror!

-Ei, tranquila, toma. -me quité mi chaqueta y se la di. Ella no dijo nada, simplemente se la puso y nos fuimos para el hotel.

Por el camino un par de tíos empezaron a silbar a Dulce.

-Pelirroja, ¿quieres pasar un buen rato?

-Christopher tengo miedo. -me balbuceó por lo bajo mientras me abrazaba fuerte.

-Tú, gilipollas, una palabra más y hasta tu abuela se avergonzará de ti. ¿Entendido?

-Se montó en la moto con su amigo y se fue.

-Muchas gracias Christopher, no aguanto a los tíos así.

-De nada preciosa.

Llegamos al hotel, Dulce se pasó todo el camino abrazada a mí.

No sabía que hacer ni que decir, no sabía que es lo que quería o porque se comportaba así conmigo después de tanto odio.


Extraña sensación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora