Capítulo 10

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Dos semanas. Ese es el tiempo que llevo intentando ignorar la existencia de Hugo, y no es que esté siendo algo precisamente fácil la verdad. Ojalá pudiese borrar de mi cabeza la última imagen que tengo de él liándose con otra tía en su coche. Vale, ya sé que no éramos nada. Pero joder, al menos un poco de respeto, ¿no? Que esa misma mañana se estaba liando conmigo. Menudo imbécil... en fin.

Hoy es viernes, y además de eso, mi 17 cumpleaños. Las chicas tienen pensado llevarme algún sitio esta noche para que me divierta y deje de pensar en él. La verdad es que me han ayudado muchísimo a distraerme estas semanas al igual que los chicos. Obviamente no han dejado de ser amigos de Hugo, solo que él se ha distanciado un poco del grupo por el tema de Álvaro y supongo que también por mí.

—¿Eva? ¿Me estás escuchando? —me pregunta Álvaro mientras me acompaña a mi última clase de hoy, justo la que comparto con el idiota de Hugo. Aunque no sé si habrá venido porque según Sam, ha faltado unas cuantas veces a clase en estas dos semanas y no puedo evitar preocuparme por él.

—¿Qué? Perdón... —digo avergonzada y se ríe.

—Tranquila. Solo te preguntaba a ver si tenías algún plan para mañana por la tarde —me repite.

—Ahh, vale. Mmm... pues creo que no —sonríe.

—¿Te apetecería venir conmigo al cine?

—Sí, claro. Luego les digo a los demás por si se quieren apuntar —rasca su nuca nervioso intentando decirme algo y le miro confusa —¿Qué?

—Pues que te lo decía para quedar nosotros dos solos Eva. En plan cita, ya sabes... —me sonrojo.

Bravo Eva, no paras de hacer el ridículo...

—Que tampoco pasa nada si no quieres eh. Pero quiero que sepas que me gustas mucho Eva, y me gustaría quedar contigo fuera del instituto. —mi cara no puede estar más roja en estos momentos. Dios mío... ¿Acaba de decirme que le gusto? Como ve que no le respondo nada, sigue hablando —Solo intento hacer que te olvides de ese gilipollas Eva...

Pff madre mía... no lo va a tener nada fácil. Pero debo intentar olvidarme de Hugo. No puedo seguir teniendo estos sentimientos hacía él cuando sé que nunca serán recíprocos por su parte. Y en eso creo que sí puede ayudarme Álvaro. Se ha convertido en uno de mis mejores amigos, y además, es un chico muy guapo. Así que, ¿por qué no?

—Vale —le respondo aceptando la cita.

—¿Vale? —me pregunta sorprendido y asiento sonriendo nerviosa. —¡Genial! Pues mañana me mandas la ubi y me paso por tu casa a buscarte.

—Bien, hasta mañana entonces —nos sonreímos.

—Hasta mañana guapa —y se despide de mí con un beso en la mejilla antes de entrar cada uno en nuestra clase.

Maialen me saluda moviendo su mano nada más me ve entrar en la clase y voy a sentarme a su lado.

—¿Hugo? —le pregunto preocupada al no verle en la parte de atrás donde siempre suele sentarse.

—No ha venido a clase, otra vez. —suspiro.

—Soy tonta por preocuparme por él después de lo que hizo, ¿verdad? —niega con una sonrisa triste.

—No, no lo eres Eva. Es normal que estés preocupada por él, como lo estamos todas las personas que le queremos. Y sí, la cagó muchísimo contigo, pero estoy segura de que se arrepiente de todo ello porque en realidad es un cacho de pan. Lo que pasa es que su coraza de fuckboy no le deja mostrar sus sentimientos ni ir a pedirte perdón.

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