EXTRA (1)

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Brenda:
"¿Irás esta noche a la fiesta en casa de Bruno?"

Hugo:
"Claro, yo nunca me pierdo una buena fiesta. ¿Y tú? Me gustaría verte y repetir lo de la otra noche"

Brenda:
"Entonces yo tampoco me la pierdo"

Sonrío satisfecho. Brenda es la chica nueva del instituto. Hace tan solo dos meses que llegó a este pequeño pueblo de Galicia para cursar primero de bachiller al igual que lo hago yo. Tenemos un rollo, nada serio, desde la última fiesta en la que coincidimos y nos liamos fuera de las clases.

Me lo paso bien con ella, pero no hay nada más allá que noches follando en alguna habitación después de una fiesta o un polvo rápido en los baños del insti entre nosotros. Simplemente follamos cuando a ambos nos apetece, sin sentimientos de por medio. Así todo es más fácil. Siempre lo ha sido para mí. De ese modo no hago daño a nadie, al menos no intencionadamente, ni tampoco pueden hacérmelo a mí, ya que les dejo claro a todas lo que busco desde el primer momento: una distracción. Si luego se pillan de mí no es mi problema.

Solo intento protegerme a mí mismo. No quiero volver a verme tan débil como cuando mi padre murió hace más de ocho años por culpa de un puto accidente de tráfico. Mi madre tuvo que sacarnos a mi hermana y a mí adelante en el peor momento de su vida. Así es como nos mudamos de Córdoba a Galicia empezando una nueva vida. Y así también es como conocí a la única persona que puede hacer tambalear los muros que he conseguido construir durante todos estos años alrededor de mi corazón.

Desgraciadamente, es mi vecina y la mejor amiga de mi hermana melliza Sam, por lo que evitarla se vuelve prácticamente imposible. Aún más cuando se pasa los 365 días del año en nuestra puta casa.

La odio, o bueno, eso es lo que decido repetirme a mí mismo cada día para no dejar que entre más de lo que ya está dentro de mi cabeza y mi corazón. Porque sí, no puedo parar de pensar en ella, cada vez más y más... Joder, si me quedo embobado mirándola cuando sus ojos no se cruzan con los míos, cuando ella no me ve. Y me siento imbécil, un completo imbécil cada vez que está cerca de mí, y no me gusta esa absurda sensación de debilidad.

Por eso actuo borde con ella, o procuro ignorarla siempre. Necesito protegernos, no dejar que pase nada entre nosotros porque sé que yo no le haría bien, nada bien. No sé querer, amar, ni estar en una relación seria con nadie. Nos destruiríamos.

Además, estoy más que seguro que ella no siente absolutamente nada por mí. Nunca seré suficiente para alguien tan increíble y preciosa como es Eva.

Sí, Eva, así es como se llama la chica de ojos azules y pelo castaño que se encuentra ahora mismo con mi hermana en su habitación. Les puedo oír desde la mía cantar como dos locas las canciones de RBD.

Una sonrisa aparece en mi cara sin poder evitarlo, aunque un segundo más tarde me obligo a borrarla.

Y suelto un pesado suspiro.

No puedes Hugo, olvídate de ella.

Sigo chateando con Brenda un rato más hasta que escucho sonar el timbre de mi casa. Ellas siguen a lo suyo, por lo que no me queda más remedio que salir de mi habitación e ir a abrir la puerta. Detrás de ella se encuentra Jojó, la madre de Eva, y Lea, su hermana pequeña. Ambas me saludan con una sonrisa, aunque Lea se lanza directa a mis piernas con la intención de abrazarme. Río y me agacho a su altura para poder abrazarla también de vuelta. Solo tiene seis añitos y no puede ser más mona.

—¡Hola, peque! ¿Qué pasa?

—Te he echado de menos. Ya no vienes a mi casa a jugar conmigo, ni me regalas chuches... —me dice con un adorable puchero y le sonrío con tristeza.

InevitablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora