Capítulo 9

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Me despierto con el horrible sonido del despertador. Lo apago de un golpe para volver a meterme bajo las sábanas y así poder dormir aunque solo sea cinco minutos más.

—¡Eva, venga! ¡Que vas a llegar tarde! —mi madre entra en mi habitación gritándome.

Refunfuño por unos minutos hasta que al fin consigo salir de la cama. Después de darme una ducha rápida, me visto con unos pantalones vaqueros, una sudadera azul y mis ya habituales zapatillas blancas. El pelo me lo dejo suelto y me hago un maquillaje sencillo, y ya estoy lista. Como no me da tiempo a desayunar, cojo una manzana para el camino y me despido de mis padres y mi hermana con un beso en la mejilla a cada uno.

En cuanto me ven aparecer los dos mellizos rubios, tiran las colillas de cigarro al suelo y niego riendo.

—Buenos días idiotas —les saludo y se ríen.

Hugo se acerca para darme un beso en los labios, pero lo esquivo abrazando primero a Sam.

—Qué feo eso morena —nos reímos.

—Lo siento Huguito, pero ella siempre va a ser la primera para mí —Sam me abraza con más fuerza.

—Jo Evii, y tú para mí —nos sonreímos.

Hugo rueda sus ojos.

—Pues vale —me río y me lanzo a sus brazos dándole un montón de besos por toda la cara.

—¿Ya está contento el niño?

—Chi —me contesta con voz de bebé y me río.

Me pega a él atrapando mis labios con los suyos. Paso mis brazos alrededor de su cuello y seguimos besándonos hasta que oímos a Sam carraspear.

—Oye chicos, que sois muy monos y todo eso, ¡pero tenemos que estar en clase dentro de 10 minutos! —nos apartamos rápido poniéndonos súper rojos.

—Tranquii hermanita, que ya llegamos. —Sam rueda sus ojos y nos subimos al coche.

Llegamos justo a tiempo al instituto. Antes de separarnos para ir cada uno a nuestra clase, Hugo vuelve a lanzarse a mis labios pero le aparto.

—¡Hugo! Que estamos en el insti —me sonrojo.

—¿Y? —me pregunta confuso.

—Pues que hay mucha gente y me da vergüenza...

Pasa un mechón de pelo por detrás de mi oreja.

—Vale, aquí no. Pero en cuanto volvamos a casa, no te me escapas morena —me susurra en el oído enviando una corriente de electricidad a través de todo mi cuerpo. Deja un beso en mi mejilla y me guiña sonriendo antes de irse para su clase.

Suelto un suspiro.

—¿Te pone cachondísima, eh?

—¡Sam! —le regaño y se ríe.

—Vaale, perdón. Pero entonces...

—¿Qué?

—¿Estáis juntos, no? —me pregunta mientras nos dirigimos a nuestra clase y me encojo de hombros.

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