Capitulo 13

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Ayer volvió a llamar mi padre, pero por mucho que lo intentase, fui incapaz de ponerme al teléfono. Mi madre después de hablar con él, me dijo que aún seguía queriendo hablar conmigo para explicarme las razones por las cuales me abandonó siendo solo una niña pequeña. Y también le contó que su enfermedad cada vez iba a peor. Lo sé, debería de darle una oportunidad antes de que sea demasiado tarde, pero me es muy difícil enfrentarme a ello.

Intento atender en la clase de arte, pero no puedo dejar de darle vueltas a ese tema. De repente me llega un mensaje al móvil y lo miro bajo la mesa a escondidas para que no me pille la profe. Es de Hugo, que está sentado en las filas de atrás de la clase.

"En qué piensas que estás tan distraída?"

"En todo menos en ti"

"Mentirosa.
Sé que piensas en mí Eva"

"Pues no idiota, pensaba en lo de mi padre.
Que tienes el ego muyyy grande"

"Y sabes qué más tengo grande?"

Ay mi madre. Me pongo más roja que un tomate mientras que él suelta una carcajada al ver mi reacción a su mensaje interrumpiendo a la profe, que le amenaza con echarle de clase si no guarda el móvil ya mismo. Y obedece poniéndose a atender.

Al de unos minutos, vuelvo a enviarle un mensaje:

"Eres un guarro"

"Eva para ya de mandarme mensajes que me van a echar"

"Tú has empezado"

"Ya, pero porque quería saber porqué estabas tan distraída"

"Y yo ya te lo he dicho"

"Bueno da igual...
Luego hablamos💜"

"Ok."

"Eva María no me seas borde eh"

Me giro para sacarle el dedo y vuelve a reírse.

—¡Hugo y Eva, fuera de clase! —nos grita la profe. Qué pesada de verdad... nos levantamos y salimos.

—Nos ha echado por tu culpa —le recrimino.

—¿Por mi culpa? ¡Pero si eras tú la que no paraba de mandarme mensajes! —ruedo los ojos.

—Que eres un idiota, ya está...

—Y tú una borde —nos fulminamos con la mirada durante unos segundos.

—A la mierda —digo y me lanzo a sus labios. Hugo no tarda en corresponderme pegándome más a él.

Caminamos sin dejar de besarnos hasta uno de los baños encerrándonos dentro. Me acorrala contra la pared y ataca mi cuello provocando que suelte pequeños gemidos. Vuelvo a atraer su boca a la mía ansiosa de más enredando mis dedos en su pelo.

—Eva —susurra contra mis labios.

—Mhm...

—Tengo un problema.

—Lo sé —le contesto sonriendo burlonamente antes de volver a unir nuestros labios.

—No tonta, me refiero a esto —agarra mi mano y la coloca sobre su polla con una sonrisa pícara. Puedo sentir lo durísima que la tiene y aparto mi mano inmediatamente de ahí poniéndome súper roja.

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