Narra Elaine
Una vez que más o menos estaban las habitaciones recogidas me senté en el sillón. Es más de media noche, casi la una y media de la madrugada y mis amigas me están pidiendo casi a gritos ir a dormir.
— Id vosotras, yo iré ahora.
— Venga, Elaine. Tienes que dormir algo.
— De verdad, voy en cinco minutos, subid vosotras.
— Está bien... —finalmente se rindieron. No entendía bien la insistencia de irme a dormir. No iba a descansar con ellas, cada una seguiría durmiendo en su cuarto, individualmente. Me acerqué hasta mi móvil que estaba en la mesa del comedor. Deslice con mi pulgar la pantalla bloqueada y abrí la aplicación de mensajería. Busqué su contacto y le escribí:
Elaine:
"No sé cómo darte las gracias por esta tarde".Me contestó casi instantáneamente:
Jonah:
"No hace falta que las des, sabes que haría lo que fuese por ti".Se me revolvió el estómago de solo pensar que me estaba... Enamorando. Sí, lo estaba haciendo.
Elaine:
"Awww que bonito ❤".— Vaya mierda de contestación, Elaine —me dije a mí misma.
Jonah:
"Bonita tú. Cambiando de tema, ¿mañana a qué hora nos vemos?".Elaine:
"No estoy segura, a las ocho creo, pero en cuanto sepa algo te digo bien".Unos pasos se acercaron hasta mí. Provenían de la cocina.
— Cariño, deberías descansar, ¿por qué no te vas a la cama? —preguntó mi madre.
— Ahora voy, dame cinco minutos.
— Venga —me presionó. Me levanté de mala gana y subí, detrás de ella las escaleras. Llegué a mi habitación y cerré la puerta.
Jonah:
"Perfecto".Me senté en la cama y escribí:
Elaine:
"Mis padres me están pidiendo que me vaya a dormir, pero no tengo sueño a pesar de lo cansada que estoy...".Saqué un pijama del armario y me lo puse. Me hice un moño con una coleta y saqué mi cuaderno y boli de mi maleta. Me coloqué en la cama con las piernas cruzadas como si fuese un indio y antes de comenzar a escribir, encontré que tenía otro mensaje:
Jonah:
"Tienes que descansar. Ha sido un día muy duro".Elaine:
“Si tan solo estuvieras aquí, sería más fácil dormir".Teclee y cuando menos me lo esperaba las lágrimas estaban cayendo por mi rostro.
Jonah:
"Puedo ir, si lo necesitas".Solté un sollozo y escribí dos palabras. Lo necesitaba de verdad:
Elaine:
"Por favor".Dejé el cuaderno en el primer cajón de la mesilla junto con el boli. Me tumbé en el colchón, encima de las sábanas. No deshice la cama.
No recibí respuesta a lo largo de los minutos. Cinco... Diez... Quince... Veinte...
Eran las dos de la mañana y no había recibido respuesta de Jonah. ¿Y si lo llamaba? ¿Y si le había sucedido algo? ¿Y si...? Aparté mis pensamientos. Seguro que se había quedado dormido. Eso era lo que yo tenía que hacer. Me giré y me coloqué mirando hacia la ventana y cerré los ojos. No podía parar de pensar. Era como si el mundo estuviese quieto por completo pero mi cabeza fuese un torbellino. No paraba de moverse. Pensaba todo el rato. No descansaba. Las lágrimas salían por sí solas. Me sentía culpable. ¿Qué había hecho para merecerme esto? ¿Era el karma? Acaso... ¿Existe? Me sequé con la almohada. Soy una estúpida, ¿qué clase de persona como yo iba a tener la oportunidad de que alguien se fijara realmente en mí? Solo soy una perdedora. Una ilusa. Una idiota.
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The Surfers
Roman d'amourGrace, Alicia y Elaine son tres amigas que deciden ir a pasar sus vacaciones de verano, a la casa de la playa de Elaine. Allí conocerán inesperadamente cómo es la vida en Gold Coast durante los tres meses de esa estación. Unos chicos impresionantes...