Narra Ian
Primero llegaron las chicas a mi casa. Y cuando me fijé en la cara de Elaine, supe que iba a ser una noche muy pero que muy larga.
— Viene a la fuerza, no la des mucho la tabarra —me pidió Grace. Besé su mejilla y me dio una mochila que traía colgada al hombro.
— ¿Qué hay aquí?
— Oh, es el... Pijama. Por si acaso, ya sabes —se ruborizó y yo la eché una mirada pícara. Frunció sus labios a punto de reírse.
— Ian, ¿dónde guardo esto? —llamó mi atención Alicia.
Cuando guardamos las pizzas que habían traído, nos fuimos al salón para esperar al resto. A los veinte minutos llamaron al timbre y abrí la puerta, el primero es Daniel, luego entró el primo de Jonah y luego este último. Su cara es tan seria que me entra pánico por si sale todo mal. Me vuelvo a repetir lo estúpido que soy mientras camino al salón para que se encuentren con las chicas. Me fijo en los ojos de Elaine que van directos a Alan. No es broma pero, puedo oler perfectamente que esta noche va a hacer una de las suyas y no, no lo puedo permitir. Una vez que guardamos las bebidas que se habían ocupado de traer mis amigos, nos reunimos en el salón para debatir qué pizza tomarían mos primero.
— ¡Yo voto por la de barbacoa! —Alicia levanta la mano entusiasmada.
— No, no, cuatro quesos —dice Daniel. Yo ruedo los ojos y justo caen sobre Jonah. Está bastante serio, mierda. Me acerco a él y le susurro al oído.
— Ey, ven y ayúdame a ir poniendo el horno —levanta la mirada y asiente. Se levanta y me sigue hasta la cocina. Abro la nevera y saco la primera de las cinco que hay.
— Rústica —menciono—. Ni para unos ni para otros –me doy la vuelta, y cierro la nevera con la espalda. Miro a Jonah que ya está calentando el horno.
— Mmmm, ¿te importa si te dejo aquí un momento solo? —me mira extrañado sin decir ni una palabra—. Tengo que ir al baño —miento. El asiente y salgo disparado de la cocina. Cruzo la puerta del salón y se voltean a verme todos—. Venga, está solo. Ve y habla con él, Elaine —Vacila por un instante y mira a sus amigas.
— A esto me refería —levanta sus manos y sin ninguna presión desaparece de la habitación.
— No me lo creo —dice Daniel una vez que Elaine está fuera de la habitación.
— Venga, ¡vamos! —Grace se levanta del sillón y va corriendo a la puerta de la cocina. Pone el oído en la puerta y pide silencio con un dedo sobre sus labios. Alicia se une a su lado y se ponen las dos a escuchar.
Narra Jonah
— Qué rápido eres —dije sorprendido cuando noté la puerta abrirse a mis espaldas.
— ¿Qué? —la voz que acababa de escuchar era femenina. O a Ian le había cambiado la voz drásticamente o una de las chicas había entrado a la cocina. Me guío más por la segunda.
Me di la vuelta y vi a Elaine apoyada en la puerta.
— Oh, eres tu —dije incómodo. Ella tragó saliva y me miró de arriba a abajo.
— Si quieres me voy —se cruzó de brazos. Bueno, ¿encima con aire de superioridad, poniéndose chulita enfrente de mí? No, gracias.
— Cómo quieras —me di la vuelta y pulsé un botón al azar del horno para parecer indiferente.
ESTÁS LEYENDO
The Surfers
RomanceGrace, Alicia y Elaine son tres amigas que deciden ir a pasar sus vacaciones de verano, a la casa de la playa de Elaine. Allí conocerán inesperadamente cómo es la vida en Gold Coast durante los tres meses de esa estación. Unos chicos impresionantes...