Narra Elaine
Cuando llegué a casa me encontré la puerta cerrada con llave. La abrí y pregunté si había alguien en casa. Nadie me contestó, así que me imaginé que no había nadie; Obvio.
¿Y qué hago yo ahora sola en casa? Miré el reloj y no eran ni las ocho si quiera. Miré hacia el salón y vi en la mesa panfletos de publicidad, los vi por encima y me tumbé en el sillon.
"¿Dónde estás?" envíe un whatsapp a Grace. A los casi cinco minutos me contestó.
"Estoy en un parque con Ian ¿por?"
"Me aburro, no está Alicia en casa"
"Se fue con Daniel"
"¡¿En serio?!"
"¡Síiii!"
"Que mona, mañana nos contará"
"Por supuesto"
Suspiré y dejé que Grace siguiera a lo suyo con Ian. Yo, sin embargo, me aburría tanto que hasta pensé en visitar a Jonah. Sólo por el hecho de hablar con alguien. También estaba mi cabeza que decía ve y arregla las cosas con él. Me levanté del sillón y fui a mi coche. ¿Le mandaba un mensaje y le decía de vernos o le daba una sorpresa? Mejor la segunda opción, así no podía escapar por si no me quería ver. Que era muy probable.
El único problema que había era que no sabía dónde vivía. Tendría que recurrir a Alan.
Aparqué el coche enfrente de su casa. Esta vez, no había ningún jóven borracho vomitando o con una copa de alcohol. Respiré hondo y toqué el timbre. Pocos segundos después apareció un chico de aproximadamente diecisiete años.
— Hola —saludé amablemente.
— Hey.
—¿Está Alan por ahí? —el chico -supongo que hermano de Alan y primo de Jonah—, entrecerró sus ojos y me miró de pies a cabeza.
— Sí, pasa —cerró la puerta detrás de mí—. Acompáñame -hice caso y subimos unas escaleras—. Imagino que serás otra de las chicas de Alan, ¿no?
—¿Qué? —dije estupefacta.
— Sí, otra follamiga, ¿no? —abrí los ojos cómo platos. Si tuviera alguna bebida en mi boca lo habría escupido inmediatamente. Alan es el tipo de chico que ves extremadamente dulce, inocente y todo lo contrario a un chico que sólo busca sexo.
— No —dije lo más rápido posible.
— Ya, imaginé que dirías eso —subí mis cejas y decidí callarme antes de que dijera o hiciera alguna tontería. El chico abrió la puerta de par en par y una oleada de humo comenzó a salir de la habitación.
— Alan, tienes visita —el hermano me dio un leve escaneo a mi cuerpo y salió dejándome en la puerta. Olía a marihuana por todas partes. Asqueroso.
Decidí pasar al cuarto y me encontré con la imagen de Alan al lado de la ventana —supongo que para que no oliera tanto la habitación, que era algo imposible— y con Jonah sentado en la silla del escritorio. ¿Pero qué? ¿Qué se ha hecho en el pelo? Se lo había teñido de azul y algunas partes de rubio. Bueno, eso es lo de menos, hasta aquí todo bien, excepto que hay una chica rubia sentada sobre las piernas de él.
Con una de sus mano sujeta a la chica tocando su cadera y con la otra sujeta un porro.
— Elaine —cambió completamente su cara levantándose de la silla haciendo que casi se caiga la barbie.
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The Surfers
عاطفيةGrace, Alicia y Elaine son tres amigas que deciden ir a pasar sus vacaciones de verano, a la casa de la playa de Elaine. Allí conocerán inesperadamente cómo es la vida en Gold Coast durante los tres meses de esa estación. Unos chicos impresionantes...