Narra Grace
Hoy Ian me iba a llevar a montar a caballo por la playa.
Aún seguía sin creerme que me quisiera regalar eso, no entendía el por qué de ello, pero me parecía bonito.
- ¿Preparada? -preguntó a la vez que cerraba el coche con las llaves. Asentí y me cogió de la mano, apretándola con entusiasmo.
- La verdad es que nunca he montado y estoy un poco nerviosa -dije mientras me ponía un mechón de mi pelo detrás de la oreja.
- Tranquila, ni que fuera una misión de cortar un cable de una bomba -rió y yo sonreí cómo pude-. Venga, vamos.
Fuimos hasta la hípica dónde una señora de unos cuarenta años nos dejó dos caballos y un par de cascos para protegernos de alguna posible caída, que, en mi caso la veía muy probable. Me acerqué al que sería mi caballo por una hora. Lo acaricié y me preparé tanto mentalmente cómo físicamente para montarlo.
Ian se acercó a mí por la espalda y me agarró de la cintura.
- Recuerda tener la espalda completamente recta si no quieres luego contracturas -susurró tocando sus labios mi oreja. Noté rápidamente un escalofrío y asentí.
- Claro, gracias -sonreí en cuanto noté, más tarde, sus labios en mi mejilla.
- Espero no haberte puesto nerviosa -rió mientras subía con excesiva facilidad a su caballo.
Puse un pie sobre el estribo y me impulsé para subir, intenté de la mejor manera pasar mi otra pierna para subirme y colocarme sobre el asiento, pero no era tan fácil cómo parecía. Estaba muy alto.
La señora de la hípica tuvo que empujarme para que pudiera subir mejor. Cuando lo conseguí intenté disimular mi cara roja tomando respiraciones pausadas, pero quedó en vano.
- ¿Y bien? -se burló Ian.
- Perfectamente -mentí. Su risa hizo eco en mi cabeza y vi cómo golpeaba con su pierna al caballo para que comenzara a caminar. Yo hice lo mismo y en cuanto se movió pegué un chillido agudo.
- ¿Estás bien?
- Sí, sí, sólo que no me esperaba que se moviera así. Es sólo un susto -Ian sonrió apunto de reírse pero, mi mirada hizo que solo mantuviera la sonrisa.
Una vez que ya nos encontrábamos al principio de la playa, me sentí mucho más libre y relajada. Iba al compás de los movimientos del caballo y me sentía muchísimo más tranquila. Menos mal.
- Así que, Elaine se empeña en salir mañana de fiesta...
- Bueno, es una fiesta realmente.
- Mmm, ya.
- ¿No quieres ir?
- No, no es por eso -noté que agarró las riendas con más fuerza. Y subí mi ceja instantáneamente.
- ¿Pasa algo?
- ¿Eh? No, claro que no, tranquila.
- Vale... -me rendí. No quería discutir por algo que ni si quiera sabía que era.
- ¿Qué piensas de la nueva relación con Jonah?
- ¿Sinceramente? -él asintió-. Eso no es una relación. Pero bueno, ellos son los que quieren eso. Lo han arreglado así, y así se quedará.
- Ya -se mordió el labio y cambió de dirección-. Vayamos por allí -señaló con su mano y cambiamos de sentido.
Pasó la hora bastante rápida, Ian estuvo hablando unos minutos con la señora de la hípica mientras yo revisaba mi móvil. Nada nuevo. Después de despedirnos con amables sonrisas y sacudidas de manos subimos al coche y en cuanto Ian encendió el motor, su móvil sonó.
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The Surfers
RomanceGrace, Alicia y Elaine son tres amigas que deciden ir a pasar sus vacaciones de verano, a la casa de la playa de Elaine. Allí conocerán inesperadamente cómo es la vida en Gold Coast durante los tres meses de esa estación. Unos chicos impresionantes...