Narra Grace
Elaine colgó el teléfono y vino hacia nosotras, cuando llegó se tiró en el sillón.
— ¿Y bien? —peguntó Alicia.
— Ya hablé con Jonah y me dijo que estarían aquí entre las siete y las siete y media.
— Perfecto. Comenzaré a hacer la comida.
— Pero si solo son las dos, no te pases.
— Tengo ganas de cocinar —subí los hombros y me dirigí hacia la cocina. Saqué una tabla de madera y un cuchillo. Luego saqué de la nevera pimientos —tanto verdes como rojos—, y filetes de pollo. No tardé en cortar la comida en trocitos para echarlo a la sartén.
Cuando todo estuvo en su punto, lo serví en tres platos y lo llevé a la mesa. Comimos placidamente y nos echamos un rato la siesta para luego a las seis comenzar a preparar todo.
— ¡Ya está todo en su sitio! —dijo Alicia emocionada. Había varios cuencos con tipos de patatas y vasos para que cuando vinieran, les sirviésemos la bebida que más quisieran—. Ahora toca vestirnos.
Cuando nos fuimos a dar la vuelta para ir a la entrada y subir al segundo piso, Elaine apareció con su modelito escándalo; es decir, shorts extremadamente cortos y una camiseta con bastante escote.
— No hace tanto calor para ir así, Elaine... —ésta, entrecerró sus ojos y me fulminó con la mirada.
— Déjame en paz —se quejó. Se acercó hacia el salón y su chillido nos alarmó—. ¡No, no, no! ¡Hay que guardar todo eso! Creerán cosas que no son.
— ¿Cómo?
— Sí, ¡creerán que somos infantiles dándoles de comer patatas fritas! —miré de reojo a Alicia y vi cómo se reía.
— Bueno, cálmate, ahora lo quito...
— No, dejadlo, tranquilas. Lo recojo yo, id a vestiros.
Subimos a la planta de arriba y antes de separarnos para ir cada una a su habitación Alicia comentó:
— Se lo ha tomado muy en serio lo de esta tarde, ¿eh?
— Pues prepárate para los próximos meses.
Nos reímos y nos fuimos a vestir. Cuando volví al salón ya no quedaba rastro de cuencos con patatas ni de vasos.
— Recuerda que cuando vengan, tu y Alicia estáis donde sea menos en la entrada principal, yo abro y les llevo hasta aquí y...
— Elaine —la cogí por los brazos para dejarla quieta—. Lo he pillado, son todo tuyos, a mi no me metas en rollos con estos, ¿eh?
— Oh, me has dado una idea grandiosa.
— No, no Elaine, no hagas de Celestina por que no lo vas a conseguir con ninguna de las dos.
En ese mismo instante, el timbre sonó dejando nuestra conversación a medias, sonrió de lado y me dio un beso en la mejilla.
— Veré lo que puedo hacer...
Alicia bajó al primer piso cuando Elaine abrió la puerta y los dos chicos pasaron al interior de la casa. Nos saludamos entre unos y otros y les ofrecí algo de beber.
— Realmente no hace falta, hemos traído unas cervezas —Jonah subió la bolsa para mostrarlo.
— Si, es por eso que tardamos tanto —comentó Ian.
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The Surfers
RomanceGrace, Alicia y Elaine son tres amigas que deciden ir a pasar sus vacaciones de verano, a la casa de la playa de Elaine. Allí conocerán inesperadamente cómo es la vida en Gold Coast durante los tres meses de esa estación. Unos chicos impresionantes...