Narra Jonah
Hacía por lo menos media hora que Elaine se había marchado. Y, por supuesto que Ian tampoco había vuelto.
Estuvimos dando alguna vuelta con la mala suerte de no encontrarnos con nadie conocido. Las voces habían aumentado por lo menos un 30% y la gente no paraba de moverse de un lado a otro. Me estaba agobiando cada vez más y para colmo me estaba poniendo más nervioso, ya que era muy extraño que se hubiesen marchado a la vez estos dos. Quizás era mi cabeza que pensaba lo peor. O quizás no.
Salimos a una enorme terraza con vistas a la playa.
Daniel abrazaba a Alicia, y Grace y yo nos mirábamos de manera incómoda.
— ¿Dónde estará Ian? —subí mis hombros ya casi indiferente.
Unos tacones se escuchaban haciéndose paso entre las personas.
Elaine venía completamente blanca, apenas podía respirar bien. Se abalanzó a mis brazos y la sujeté fuertemente.
— ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? —sus lágrimas salieron de sus ojos y se ahogaba entre las palabras.
— Y-yo... Y-y-y Ch-h-Char... Ian—se sorbió los mocos y miró hacia sus amigas.
— Cuéntanos, ¿qué ha pasado? ¿Dónde está Ian? —de manera débil señaló hacia el interior del edificio.
— Es-t-tá donde las escaleras, en el segundo pi-piso... Derecha —y rompió a llorar de nuevo. Dejé a Elaine apoyada en Grace y entré a la mansión lo más rápido posible. La gente estaba por todo el medio y me dificultaba pasar entre todos. Maldita sea, ¿qué está pasando?
Subí las escaleras de dos en dos, con cuidado de que no se me rajara el pantalón del traje y cuando llegué al piso indicado por Elaine, me dirigí a la zona derecha. Había varias personas en un círculo. Unas gritaban y el resto reían. Me recorrió un escalofrío y en cuanto noté una mano en mi hombro me volteé de manera defensiva.
— Tranquilo, soy yo.
Volví a mirar hacia el grupo y me acerqué junto con Daniel. Ian estaba tirado en el suelo junto a otro chico, ambos estaban golpeándose. El resto no hacía nada, solo miraba. Los aparté y me abalancé al otro chaval. Le propiné un puñetazo en la mandíbula y cayó al suelo.
— Capullo... —murmuró y ayudé a Ian a que se levantara. El otro chico se levantó por si sólo—. Eres un nenaza, te tienen que ayudar y defenderte. Ni capaz eres de levantarte por tí mismo.
— ¿Qué ha pasado? —pregunté pero fue en vano por su parte.
— Sí, venga, cuéntale que estabas haciendo para merecer un par de puñetazos y patadas —sonrió de lado. Miré hacia Ian.
— ¿Qué ha pasado? —preguntó, esta vez, Daniel.
— No tiene importancia.
— Para ti no, pero para él sí —me señaló y alcé mis cejas. ¿Qué estaba diciendo? ¿A qué se refería?
— Mario, cállate —intervino una chica de pelo castaño casi pelirroja. La inspeccioné y sus ojos toparon con los míos. Estaba incómoda podía notarlo.
— ¿Qué ha pasado? —pregunté en un hilo de voz.
— Da igual —dijo la chica. Quería acabar la conversación—. Ya te veré Mario. Voy a buscarla.
— ¿Buscar? ¿A quién? —preguntó Daniel.
— No te vas a ninguna parte —amenazó Mario.
— Vete a la mierda, Mario —desapareció del pequeño círculo de personas.
Entre Daniel y yo, ayudamos a Ian a que llegara al baño. Lo sentamos en la taza del váter y con una toalla mojada con agua lo más fría posible —ya que no sabíamos dónde había hielos en esta mansión—, se lo colocamos alrededor de la nariz.
Grace entró agarrando su vestido largo, por lo menos se veía la mitad de su pierna.
— Ian —lo meció del brazo y apartó con cuidado la toalla—. Cariño... ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
Alicia se acercó a Daniel y lo abrazó con sus brazos cortos, besó su mejilla y apoyó la cabeza sobre su pecho.
Elaine estaba callada, mirando la situación con los ojos rojos y con miles de lágrimas cayendo sobre su rostro. Quería acercarme a ella, pero había algo que me decía que no lo hiciera. ¿Por qué? Ni idea.
Ella, que estaba en la puerta, decidió dar un paso atrás para apoyarse contra el marco. Entonces se secó las lágrimas y me miró.
— Jonah... —pronunció en apenas un susurro audible. Yo asentí para que continuara hablando—. ¿Podemos hablar? —me acerqué a ella y la cogí de la mano. La llevé al pasillo y me apretó con fuerza de la mano.
— ¿Qué ha sucedido? —limpié su rostro. De nuevo caían lágrimas.
— Verás... No sé por donde comenzar.
— Tómate tu tiempo.
— No es muy fácil de contar —hizo una mueca. Apreté su mano aún más. Quizás eso podía ayudar y animarla.
— ¿Y bien? —presioné un poco.
— Estaba hablando con Ian y bueno, apareció mi hermana con Mario.
— ¿Tu hermana? —pregunté extrañado. Claro, ahora todo encajaba. Era esa castaña-pelirroja.
— Sí. Charlotte. Es una mala pécora. Siempre, pero siempre, hace todo lo posible para estropear todos mis planes. Absolutamente todos. Hasta se acostó con mi ex —suelta una pequeña carcajada y luego niega con la cabeza—, fue por ella que Mario y yo, ya no estamos juntos —tuve que repetir sus palabras en mi cabeza para comprender todo. Será cabrona Charlotte...
— Bueno, ahora no tienes de qué preocuparte —me acerco a ella y la abrazo. Comienza a llorar más y más.
— Ahí no acaba —se separa de mí—, me ha dicho que se viene a vivir con nosotras hasta que acabe el verano. ¡Solo viene a joder, Jonah!
— En mi casa hay sitio suficiente, os podéis venir.
— No, Jonah. No. ¿Le vas a dar el placer de que cumpla lo que quiere? ¡Por que yo no! —chilla y comienza a llorar más fuerte.
— Elaine, Elaine —la cojo de la mandíbula para que me mire y con mis pulgares retiro las lágrimas posibles.
— ¿Sabes lo peor de todo? —niego con la cabeza mientras beso su frente.
— No va a empeorar nada, ¿de acuerdo?
— Qué inocente eres... Va a ir a por ti, Jonah. En cuanto sepa de nuestro tonto contrato irá a ti y tu cama.
— Yo no la dejaré —digo lo más firme posible.
— Lo dudo —me mira a los ojos un instante y decido besarla. Sus carnosos labios están calientes. Mi nariz choca contra su mejilla y noto como sus lágrimas se paran y caen, ahora, por mi rostro. Doy besos cortos y ella niega intentando zafarse de mis manos, cuales retienen su rostro.
— Jonah —pronuncia cuando me separo de ella.
— Elaine, por favor.
— Todo esto es una gilipollez, nunca debí proponerte esto. Lo siento mucho —vuelvo a sus labios y los capturo una vez más. Se separa bruscamente de mí—. Lo estamos haciendo mal.
— Todavía no. Ni hemos empezado el contrato, aún tenemos tiempo para equivocarnos.
— No quiero —se echa para atrás—, no quiero empezarlo —aparta su mirada y la lleva al suelo. Se seca las mejillas y hace una pequeña sonrisa—. Le diré a Daniel que me lleve a casa, nunca debí haber venido —sin querer, o eso pienso, golpea su hombro contra el mío y desaparece entrando de nuevo al baño.
DRAMA TIME.
En los próximos capítulos habrá que comenzar a sacar los clinex, pequeños lectores.
Siento subir ahora pero no tuve internet en el fin de semana y lo poco que llevo de semana ha sido todo una locura, pero bueno. Aquí os traigo este capitulito.
El gif es de Elaine, no os equivoqueis, que no es Hermione, ¿eh? #AJAJAJAJJAnope.
Un besazo enorme, ¡guapos! <3
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The Surfers
RomanceGrace, Alicia y Elaine son tres amigas que deciden ir a pasar sus vacaciones de verano, a la casa de la playa de Elaine. Allí conocerán inesperadamente cómo es la vida en Gold Coast durante los tres meses de esa estación. Unos chicos impresionantes...