Capitulo 1: Bitchin' Summer

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Narra Grace

Finales de junio, concretamente el 28.

La tarde comenzaba a dar su paso y las prisas aparecían inesperadamente en la habitación de Alicia. Mi maleta estaba en una esquina de la habitación, completamente cerrada y prohibida su apertura —ya que tuve que sentarme encima de ella y forzar mi trasero en el plástico para que Elaine y Alicia la cerraran como pudiesen—, por lo que mataría si tuviera que realizar la misma acción otra vez.

— ¿Éste? —sacó Alicia la parte superior del bikini de un azul celeste y lo puso en alto—. ¿O éste otro? —esta vez, de un amarillo pollo. 

— Llévate los dos, nunca se sabe. 

— Tengo ya cuatro pares en la maleta, ayudadme a escoger, ¡venga! 

— Tiene razón, llévate los dos, por tener seis pares no pasa nada —dije desde la cama mientras lanzaba un peluche hacia el techo una y otra vez. 

Era increíble que al día siguiente fuéramos a emprender un viaje a Gold Coast desde el pueblecito más pequeño y con apenas 3000 habitantes de Boonah. Pasar de una zona donde era todo campo y pocas casas a una ciudad enorme al lado del mar, era realmente emocionante. O por lo menos, eso era lo que pensaba.

Tras pasar dos horas terminando de realizar la maleta de Alicia, nos despedimos de sus padres y su hermano pequeño y, por último, nos dirigimos a casa de Elaine, de donde partiríamos a la mañana siguiente a la casa de la playa. Sacamos la maleta del coche y la subimos a la habitación de invitados donde se encontraba también las otras. 

La cena fue servida en la mesa del comedor. Y junto a los cuatro hermanos de Elaine y sus padres, dimos comienzo a la cena. 

— ¿Tenéis todo preparado? —preguntó la madre de Elaine mientras se llevaba un trozo de pollo asado a la boca. 

— Sí, mamá. Todo listo —Elaine sonrió satisfactoriamente. 

— Espero que no hagáis muchas fiestas en esa casa, ya sabes que tiene muchos años. Perteneció a tus abuelos en su día... —bromeó en un principio su padre, luego se tornó sus facciones algo más serias. 

— No te va a hacer caso, ya sabes como es —dijo su hermana Charlotte, la única chica junto a Elaine de los cinco hermanos que eran. Mi amiga, puso los ojos en blanco acompañado de una gran mueca por un buen rato. 

— Cállate, tu que sabrás —se quejó. La madre comenzó a toser y apuntó: 

— No creo que las invitadas quieran oír estas cosas, niñas —Alicia y yo sonreímos a la vez y bajamos la mirada lentamente.

Cuando terminamos de cenar, fuimos hasta la habitación de Elaine donde pasaríamos la última noche en ese pueblo. 

— No entiendo por qué mi hermana tiene que decir estas cosas justamente el día antes, ¿podría dejar de fastidiar mis planes por una vez? —cerró la puerta de mala gana haciendo que las paredes vibraran—. Apuesto a que si no llegáis a estar delante, se piensan si de verdad nos deberían dejar ir —dijo molesta sentándose en la cama. 

— Tranquila, no va a pasar, en apenas unas horas estaremos yendo allí —la abracé para tranquilizarla y suspiró.

— Nadie nos puede cambiar este viaje —Alicia dijo sentándose en la otra cama.

Apenas eran las nueve de la mañana, cuando el despertador sonó y nos despertó. 

— Venga bellas durmientes, a despertar —dijo Alicia mientras nos mecía a Elaine y a mí para despertarnos. Animadamente nos fuimos levantando y por turnos, fuimos aseándonos en el baño al mismo tiempo que nos poníamos la ropa con la que viajaríamos hoy. Al ir a la cocina nos encontramos con el desayuno preparado; leche con cereales y tostadas. Y por último, lo acompañamos de un vaso de zumo de naranja. 

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