Tal vez este es mi destino ✔️ [Pepromeno #1]

Capítulo 8: La pijamada

Jennifer tuvo que pasar sentada el resto del entrenamiento, viendo a sus compañeras ensayar. Adam no se separó de ella en ningún momento, tal y como Akemi le había indicado, le pareció. Mas sin que ella lo notara, el pelinegro procuró entretenerla y animarla.

Puntualmente, a las tres de la tarde, el entrenamiento terminó a tiempo para ver al resto de sus amigas correr en estampida hacia ella, al parecer Tania les había contado lo ocurrido. La primera en llegar y la más preocupada era Katherine, quien se tiró al suelo sin importarle si le dolían las rodillas o no.

—¡¿Estás bien?! —Preguntó alarmada.

—Estoy bien —respondió como si nada.

Entonces comenzó el interrogatorio.

—¿No te hiciste mucho daño? —Jennifer negó—, ¿te duele mucho? —Otra negativa por parte de la pelirroja—, ¿segura que estás bien?, te siento un poco caliente.

Katherine estaba exagerando, a veces se ponía un poco histérica.

—¡Tranquila! —Detuvo cualquier otra pregunta que Katherine fuera a hacerle—. Me siento bien, nada malo va a pasarme… creo.

—¡No bromees con eso! —exclamó molesta.

—Solo es un chiste —y se rio, borrando todo rastro de molestia del rostro su amiga.

—¿Nos vamos?

Katherine podía sentir todas las miradas curiosas, miradas que no le gustaban en absoluto. Miradas que la incomodaban, ser el centro de atención no era lo suyo.

—No me puedo levantar —respondió Jennifer con una sonrisa.

—¿Quieres que te ayude? —se ofreció Kevin, Annette parecía estar a punto de sacarle los ojos a Jennifer, pues le dedicó una mirada de absoluto odio.

La pelirroja no supo distinguir qué le parecía más absurdo, si el odio injustificado de Annette o el repentino ofrecimiento de Kevin.

—Creo que yo sería una mejor opción —Adam se dirigió a Jennifer, quien se dejó levantar. Él era fuerte muy fuerte, no fue mucho problema.

—Sígueme —dijo Katherine—, yo te guiaré.

Adam no dijo nada, pero llevó a Jennifer a donde Katherine le indicaba sin protestar ni quejarse. Cristabel y Tania los siguieron, sorprendidas por el favor que les estaba haciendo el chico, principalmente porque apenas lo conocían. El pelinegro tuvo que dejarla en una mesa con el resto de su grupo de amigas, no confiaba del todo en que pudiera caminar por su cuenta.

—¿Cómo la llevarán hasta el estacionamiento? —No pudo evitar preguntarlo.

—No te preocupes, ahora mismo no puede caminar por la inflamación —respondió Cristabel—, en cuanto le pongamos hielo y le baje podrá caminar sin muchas dificultades.

—¿No quieren mi ayuda? —Él no quería dejarla ahí.

—Estará bien, no te preocupes —respondió Katherine.

Tanto ella como Cristabel trataban de hacer que se fuera, no era una mentira lo del hielo, pero mientras menos caminara Jennifer mejor, el verdadero problema era Brittany, y también Jennifer, ambas lo miraban intensamente, era mejor que se fuera antes de que una discusión entre dos de sus amigas iniciara, aunque las probabilidades para ello eran bajas.

Sin más insistencias, Adam se fue.

—Quédate quieta, me mareas —dijo Brittany.

—Cada quien maneja el estrés a su propia manera —respondió Karla, un tanto molesta—, tú comes y yo camino.