Capítulo 21: Cinisca

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La alarma sonó alertando a la pelirroja, quien se levantó de la cama de un salto, eran las 5:30, tenía 1 hora y 45 minutos para bañarse alistarse y desayunar.

Lo primero que hizo, lo que generalmente hacía en las mañanas, comenzó a barrer el suelo de su cuarto, pues sus alas desprendían muchas plumas.

—Jennifer es hora de despertar. —Dijo David entrando al cuarto de la pelirroja sin avisar.

Tan rápido como pudo, escondió las plumas debajo de la cama y retrajo sus alas antes de que David se diera cuenta que tenía unas.

—¡Papá! —Le regañó la pelirroja—, te he dicho mil veces que toques la puerta.

—Lo siento, cariño. —Dijo él tapándose los ojos y volviendo a cerrar la puerta.

Digamos que como parte de su excusa la pelirroja se quitó su pantalón de pijama, es una excusa muy convincente la verdad. De cualquier forma, ésta le funcionó, y ahora sí, podía ir a bañarse.

Caminó descalza por su cuarto hasta el baño del mismo, entró a la ducha y comenzó a bañarse, otra pluma se desprendió, la tomó y la analizó.

Era inmaculada, completamente blanca y perfecta, la tocó y era muy suave, pero al pasar por sus bordes se cortó el dedo.

—¡Au! —Se quejó.

—¡Jennifer! —Escuchó en su habitación—, ¿Dónde estás?

—¡En el baño no entres! —Respondió la pelirroja a gritos.

—Bueno. —Respondió.

Una vez terminó de bañarse salió, con una bata.

—Hola. —Le dijo a la pelinegra que permanecía en su cama.

—Hola —respondió ella—, ¿Qué es esto? —Preguntó mostrándole una pluma.

—Es una pluma —respondió la pelirroja—, se me caen a diario.

—Bueno tus plumas son muy filosas. —Dijo la pelinegra mostrando una cortada en toda su mano.

—Sí, lo son —respondió volviendo al baño, esta vez para cambiarse—. Te acostumbrarás.

—Adam también, ¿No crees? —Dijo la pelinegra pícara.

—Sí, y Akemi, Tara, Jacob, Abigail... —comenzó la pelirroja.

—Bueno ya entendí —dijo la pelinegra—, no es muy importante que él lo sepa.

—No, no lo es. —Respondió la pelirroja, nerviosa.

—Suenas nerviosa. —Canturreó la pelinegra.

—Pero no lo estoy. —Respondió la pelirroja a la defensiva.

—No parece —dijo la pelinegra—. Pero bueno, ¿Estás lista?

—Sí, entonces voy a la escuela y tú me pasas a recoger. —Dijo la pelirroja.

—Exacto. —Afirmó la pelinegra.
—Pero si Adam está ahí —dijo la pelirroja—, ¿Para qué quieres ir a traerme tú?

—Ya sé que él está ahí, pero será más divertido si voy yo. —Respondió la pelinegra con una sonrisa altanera.

—Claaro —alargó—, bueno ya vámonos.

La pelirroja y la pelinegra salieron del cuarto a lo ninja, caminando de puntitas para que el señor Jennings no las escuchara, cuando abrieron la puerta principal escucharon la puerta de la oficina de David abrirse y con ella a él hablar.

—¿Jennifer? —Preguntó él.

En su ataque de nervios la pelirroja abrió la puerta y jaló a Cinisca con ella, cuando salieron (A la velocidad de la luz), cerró la puerta de un portazo que casi hace temblar la puerta, casi. Antes de que David saliera a ver qué le pasaba a su hija, Jennifer, acompañada de Cinisca, corrió hasta el parque, en donde por fin pudieron descansar.

Tal vez este es mi destino ✔️ [Pepromeno #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora