Se quedó estática, prácticamente se congeló en plena cocina, ¿Por ella su padre había dejado a su madre? Ella era linda, su cabello negro oscuro perfectamente peinado, largo. Su cara era preciosa, tenía unos ojos verdes muy lindos y una tez pálida, su piel se veía suave y probablemente lo era, su nariz chata y pequeña. Toda ella era linda, pero Jennifer prefería mil veces a su madre, obviamente.
Ella le esbozó una sonrisa a la pelirroja, ahí fue cuando se fijó en sus labios, gruesos, encajaban perfectamente con el resto de su cara, instintivamente, y con la mente perdida, la pelirroja le devolvió la sonrisa. Estaba aturdida y de pronto se sentía mareada y débil.
—Jennifer —la voz de su padre la sacó del trance—, ella es Eva. —Las ganas de vomitar invadieron a la pelirroja y probablemente estaba pálida. David parecía no haberlo notado.
—Hola linda. —Saludó la mujer.
—Ho-hola. —Apenas saludó, había comenzado a temblar.
—¿Te sientes bien? —Ella sí notó su asombro, y probablemente también su temblor.
—¿Ah? —La pelirroja no había prestado atención a la mujer, si es que así se le podía llamar.
—Ella está bien —interrumpió David—, déjala. ¿Vamos a la sala?
—La cena ya está lista cielo, le ayudaré a la niña. —Eva fue a la cocina junto a Jennifer, provocando la molestia de David aunque sólo Jennifer lo notó
La pelirroja reaccionó y en silencio siguió a la mujer, si es que así se le podía llamar, a la cocina.
—Saca los platos, linda. —Jennifer obedeció a Eva y sacó tres platos, aunque ya no tenía ganas de comer con ellos.
La mujer sirvió la comida mientras la pelirroja la observaba, aún no entendía porqué su padre dejó a su perfecta madre por esa mujer, se veía amable, y sí era muy bonita, pero cuando una persona quiere a alguien de verdad, no la cambias por una persona más joven, bueno, por ninguna persona en verdad.
Pero no podía odiar a Eva, primero porque apenas la conocía y segundo porque sus ojos verdes solo expresaban amabilidad. Aunque tampoco la iba a querer de la noche a la mañana, después de todo ella era la causa por la cual su padre había destruido su familia. Y sospechaba que también era causa de su mal humor y sus salidas en plena madrugada.
Terminaron de preparar la mesa y por arte de magia David apareció en el comedor, Jennifer se sentó frente a David y Eva a su derecha. Comenzaron a comer en total silencio, la pelirroja y su padre se miraban, Eva no lo notaba.
—Te quedó muy rico, linda. —Eva rompió el silencio.
—Gracias. —Jennifer agradeció un poco aturdida, todavía.
—¿Hablaste con él? —Preguntó David causando el temor en Jennifer, ella no podía mentirle, si lo intentaba él la descubriría.
—Sí, le dije que ya no sería su amiga. —La pelirroja desvió la mirada al responder.
—Mentira. —La voz de David era fría, suave y aterradora, hacía temblar a la pelirroja.
—Es enserio. —La pelirroja miró a su padre a los ojos, intentaba ser lo más convincente posible.
Sí había hablado con el pelinegro, tal y como dijo, también le dijo que ya no podían ser amigos, lo que no mencionó es que a él le importó poco y la llevó a Kaisan, como casi siempre. Antes tenía a Johana para defenderla de David, y él ya conocía al pelinegro, y aún no le agradaba; La diferencia entre antes y ahora era Johana y nada más que ella.
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Tal vez este es mi destino ✔️ [Pepromeno #1]
FantasySi Jennifer utilizara una palabra para describirse a sí misma podría usar: Tímida, callada, reservada, introvertida y una que no podía faltar, increíblemente torpe. Aunque todo cambia un viernes por la mañana. Ahora, con todo y su torpeza, tiene que...