Efímero
Un ejemplo de efímero era la vida misma, comenzaba tan rápido como acababa y siempre terminaba, pasara lo que pasara no importaba cuanto se alargara siempre terminaba. Efímera era la vida exceptuando aquellos seres cuyas vidas no eran efímeras, que veían pasar las vidas de los demás, así como los Areolus.
La reina caminó entre los escombros aun luciendo majestuosa, la torre ya no tenía techo y el polvo de escombro flotaba alborotado en el aire. Todo estaba destrozado y arruinado menos ella, físicamente hablando.
Se detuvo en el borde de la torre, esperaba en aquel silencio sepulcral hasta que lo vio a él, Bashira; se inclinó haciendo una reverencia con una sonrisa burlona y minutos después Alynne hizo acto de presencia.
—¿Qué te pasó en el estómago? —Preguntó la reina.
—La perra de Cinisca y su grupito —escupió—, eso me pasó.
Akemi ni se inmutó. —Entonces ya vienen en camino —sonrió de lado—. Ustedes diviértanse mientras tanto. —Rodó los ojos.
—¡Estaba esperando a que lo dijeras! —Dijo el peliblanco emocionado.
—No maten a nadie. —Añadió Akemi entre dientes.
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Corrieron a gran velocidad, jadeando. La pelirroja intentaba seguirles el paso, ellos corrían demasiado rápido, piernas largas y eso. Adam estaba centrado en llegar rápido para proteger a Tara ya que Akemi no lo haría. Cinisca estaba furiosa, Akemi los había traicionado, la había traicionado.
Había puesto su confianza en la persona equivocada, no debió haber confiado en ella, pero ¿Cómo saberlo cuando aceptó su ayuda? Le había ofrecido un mundo mejor, uno en donde no tenía que ser el juguete sexual o saco de boxeo de nadie, un mundo en donde ella podía ser libre de hacer lo que ella quisiera. Lo que Akemi le había ofrecido era una buena opción, pero ahora todo aquello se había venido abajo.
Llegaron al reino, estaba en ruinas. Gran parte de las edificaciones estaban incineradas si no es que completamente destruidas. Observaron con asombro y terror todo el reino destruido, algunas personas estaban heridas y otras muertas. Era imposible que Akemi hubiera hecho todo eso ¿Cierto?
—Cinisca ayúdalos aquí, Adam ve a resguardar a Tara y yo hablaré con Akemi. —Dijo la pelirroja.
—Sí. —La pelinegra asintió antes de desaparecer entre los tejados.
—Ten mucho cuidado, Cielo. —El pelinegro depositó un beso en su frente antes de irse también.
Ambos iban hacia el castillo, pero a diferentes lugares. Él iba hacia la habitación de Tara y ella hacia la torre destrozada. Akemi no estaba ahí, caminó con cautela en la habitación polvorienta, definitivamente no estaba ahí.
Bajó las escaleras registrando cada nivel del castillo antes de abandonarlo para buscarla en el siguiente. Hasta que bajó a la sala del trono, la vio ahí, sentada en total tranquilidad, no parecía ser una mala persona, pero había traicionado a todo su reino por una razón que Jennifer desconocía.
—Niña. —Dijo la reina.
—Akemi. —Respondió la pelirroja.
Se levantó antes de hablar. —Supongo que vienes a detenerme. —Bajó la plataforma lentamente, intimidando a la pelirroja en el proceso.
—Si tengo que hacerlo. —Respondió la pelirroja, aunque ni siquiera ella lo creía.
—¿Crees en el destino? —Preguntó la reina—, ¿En la idea de que todos estamos destinados a cumplir algo, y que tenemos un lugar en el mundo?
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Tal vez este es mi destino ✔️ [Pepromeno #1]
FantasySi Jennifer utilizara una palabra para describirse a sí misma podría usar: Tímida, callada, reservada, introvertida y una que no podía faltar, increíblemente torpe. Aunque todo cambia un viernes por la mañana. Ahora, con todo y su torpeza, tiene que...