—Despierta bella durmiente. —Dijo una voz en su oído y la pelirroja se removió incómoda.
—Noo —balbuceó entre sueños—. Quiero dormir.
—Hasta dormida se queja. —La pelinegra refunfuñó antes de zarandear bruscamente a Jennifer para despertarla—. ¡Niña despierta, Akemi te busca!
Jennifer despertó asustada. —¿Qué? ¿Qué pasó? —Dijo asustada incorporándose de golpe.
—Tranquila —respondió la pelinegra para luego reír—, nadie se murió... aún.
Se frotó los ojos y se levantó perezosa para luego estirarse. —Tú no conoces la sutileza. —Le regañó.
—No. —Respondió con una sonrisita triunfal.
—¿Por qué será que no me sorprende? —dijo para sí misma, de mal humor—, ¿Por qué me despertaste.
—Akemi quiere verte —respondió la pelinegra—. Por fin está lista para entrenarte o algo así. —Se encogió de hombros.
—¡Noo! —Se quejó—, ya no quiero. Quiero dormir. —Caminó a la cama y se envolvió con las sábanas.
—Adam estará ahí —tarareó, al ver que no funcionaba jaló las sábanas dejándola "expuesta al frío"—, vamos, antes de que Akemi se moleste o tendré que arrastrarte.
—¡Ahhhh! —Siguió quejándose mientras se levantaba de la cama.
La pelinegra la observó, Jennifer aún llevaba el uniforme del colegio y conociendo a Akemi... Lo mejor sería hacer que se cambie. Buscó entre la montaña de cajas algo de cuero para ponerle a Jennifer antes de que arruinara su uniforme.
El lado bueno es que encontró cuero el malo es que no le quedaba, a Jennifer claro. Siguió buscando, pero no encontró nada, se conformó con un conjunto negro con detalles en rosado, además de una chaqueta. A parte de eso un par de zapatos negros y rosados.
—No creo que te guste pero ten —dijo la pelinegra y le dio el traje—, es para que no arruines tu uniforme. —A la pelirroja le brillaron los ojos.
—¡Qué bonito! —Exclamó— ¿Es tuyo?
—Nop, es tuyo —respondió la pelinegra—, y esto también. —Colocó la caja sobre la ropa.
La pelirroja fue al baño, (Sí su habitación, que parece un departamento, tiene baño), ahí se puso el traje que se ajustaba muy bien a su medida. Parecía estar hecho específicamente para ella. Al salir la pelinegra la miró tiernamente.
—Te ves adorable. —Dijo la pelinegra con un poco de burla.
—No tienes ni idea de la cantidad de veces que me dicen eso. —Bufó molesta.
La pelinegra se rio antes de hablar. —Ven te peino —Cinisca le hizo un par de trenzas a la pelirroja y le dejó dos mechas de cabello—. ¿Te lo puedo cortar? —Preguntó.
—Sí. —Respondió la pelirroja luego de meditarlo.
—Bueno aquí vamos. —Tomó un mechón de su cabello y sin más lo cortó, luego cortó el otro. —¿Qué te parece? —La pelirroja caminó hacia el espejo y vio su reflejo. No se veía para nada mal. De hecho le gustaba y mucho.
Luego de esto, la pelinegra decidió que debían irse antes de que Akemi llegara y las regañara por tardarse tanto. Por lo cual Jennifer y Cinisca salieron de la habitación para comenzar a caminar por el inmenso castillo hasta salir de ahí, para luego seguir el trayecto hasta Kaisan. La pelinegra, que siempre estaba alerta no vio nada fuera de lugar; gente yendo y viniendo de aquí para allá. Nada fuera de lo normal. Pero, había algo que no le gustaba había algo que no estaba bien.
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Tal vez este es mi destino ✔️ [Pepromeno #1]
FantasySi Jennifer utilizara una palabra para describirse a sí misma podría usar: Tímida, callada, reservada, introvertida y una que no podía faltar, increíblemente torpe. Aunque todo cambia un viernes por la mañana. Ahora, con todo y su torpeza, tiene que...