4. Deporte de riesgo

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El cielo es el límite

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El cielo es el límite

Capítulo 4 - Deporte de riesgo

Al leer el nombre de Consuelo, algo espeso y viscoso cobró vida en el estómago de Muna. Era probable que Sam siguiera en contacto con la hermosa muchacha que lo abordó en Amnesia. Su intuición nunca fallaba, algo había entre ellos; evidentemente tenían confianza si lo llamaba un lunes por la tarde. Hizo lo posible por controlar su temperamento mientras lo veía rechazar la llamada.

-Muna...yo puedo explicarte todo - ella le sostuvo la mirada. Estaba seria, sin saber como reaccionar.- Consuelo y yo no tenemos nada que ver...

-No es lo que parece - respondió con frialdad.

-Está obsesionada conmigo, no sé cómo quitármela de encima. Me persigue continuamente, habla con mi padrino...-Muna hizo una mueca escéptica.- ¿No me crees?

-Me resulta extraño que una mujer haga esas cosas sino le dieron espacio -apuntó secamente.

-Consuelo y yo tuvimos algo, pero fue hace meses...más de seis - enfatizó Sam, quien transpiraba cada vez más. No entendía por qué le costaba tanto mentirle. Sus hermosos ojos eran como jueces implacables que lo extorsionaban a decir la verdad -Consuelo está encaprichada conmigo, no quiere entender que se terminó; te juro que no sé más qué hacer para deje de acosarme...debes creerme, Muna.-Ella continuaba mirándolo perturbadoramente. Sam hubiera preferido que lo insulte, que le pegue un cachetazo, eso era lo que hacían las mujeres en ocasiones similares. Pero Yanky impávida, lo sacaba de su zona de confort con espeluznante habilidad, lo condenaba con sus ojos de muñeca y su rostro cargado de parsimoniosa decepción. - Dime algo, por favor.

-Es que no sé qué decirte. - admitió, con firmeza. Sam se quedó paralizado. "Ni siquiera le tiembla la voz, no lo puedo creer", pensó preso de una horrible taquicardia.

-Dime lo que sea, necesito saber lo que piensas - Ella suspiró y buscó su salida de baño, la cerró bruscamente como quien da un portazo decidido.-Muna...

-Creo que estamos yendo muy rápido...esta situación es cualquier cosa, Sam.- pronunció con firmeza.

-¿A qué te refieres? - dijo alterado.

-Hace dos días que nos conocemos y me estás dando explicaciones como si fueras mi novio. - él sintió como si agua hirviendo le tocara la piel, y se puso rojo. ¿Rechazaba sus explicaciones por pura indiferencia? ¿Le importaba una mierda si estaba con Consuelo o con cualquier otra? Muna lo desconcertaba cada vez más. - Ojo, no es solo tu culpa, yo también dejé que sucediera, me subí a la montaña rusa...esto que pasó es un golpe de realidad.

-Estás desconfiando de mí. - solo pudo decir.

-Fuimos imprudentes, los dos -puntualizó, autocrítica- Pero ya no tenemos quince años...-bufó, de mal humor.

-Estás enojada -colocó las manos por su cabello oscuro, alterado, intentando remediar la situación. Los nervios estaban a flor de piel, no podía pensar con la frialdad de siempre. Muna lo trataba con una distancia glacial.

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