3. Entrando en confianza

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El cielo es el límite

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El cielo es el límite

Capítulo 3- Entrando en confianza

Muna pegó un grito asustada, y se echó hacia atrás.

-¿Que mierda...?

Ambos miraron hacia arriba...al parecer, venía de un balcón.

-¡Lo siento! - gritó la vecina del primer piso de un edificio- ¡Mi hijo es muy travieso y agarró el balde de agua! ¡Lo lamento señor! - no agregó nada más y avergonzada, se metió en su hogar. Mucha gente pasaba y reía a carcajadas. Sam se bajó del coche y estrujó su remera, chorreaba agua por todos lados. Muna no tardó en imitarlo sin saber qué hacer.

-Esto es ridículo...-protestó con bronca -¡Ni siquiera vigila a su hijo!

-Fue algo muy...-Muna no sabía que decirle, pero era gracioso verlo así. - Quizá se seca rápido.

Sam la miró malhumorado. Muna llevaba la remera salpicada pero al lado suyo estaba intacta.

-No fue para tanto...

-¿Que no? ¡Hazme acordar de no tener hijos jamás! Son...¡unos demonios! Maldito crío...-puso las manos en la cara, furioso. Muna largó una carcajada.- ¿Te ríes? ¿Te estás riendo de mí?

-Lo siento...pero es gracioso...-se tapó la boca con las manos, carcajeando.

-No me resulta gracioso, Muna.

-No te enojes - su cuerpo se dobló, no podía hablar de la risa- Es que...perdón, perdón.

Sam rió también, mordiéndose el labio con las manos en jarra. Era más hermosa cuando reía de forma espontánea.

-Está bien, Yanky,  quedamos así...ya podré burlarme de ti.

-Vayamos a dar una vuelta, con el calor que hace te secarás enseguida.-volvió a reírse descaradamente. Sam la salpicó con agua moviendo sus cabellos - ¡No! - corrió, divertida.

Una hora antes.

El timbre sonó. Rayan se movió en la cama, gruñendo. Otro timbrazo. Se estiró abriendo sus brazos y pasó una mano por su cara. Estaba todo transpirado. Durante la madrugada apagó el aire acondicionado puesto que no soportaba el frío. Debía dejar de ponerlo a veinte grados. El tercer timbrazo lo hizo proferir un insulto. Se levantó en bóxers, y abrió la puerta.

Nathalie pudo haber soltado la bandeja de flan que tenía en la mano, pero afortunadamente logró evitarlo. Rayan se escondió detrás de la puerta, cohibido.

La minifalda de jeans clarito y las sandalias planas, junto con el crop top que dejaba ver su ombligo, lo obnubiló. Era tan atractiva...hasta un simple rodete improvisado le quedaba bien.

-Nathalie...-dijo con voz ronca.

-Lamento molestarte...creo que te desperté.

-No me molestas...yo estaba durmiendo, pero...

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