Sam vivía al día sin pensar en el futuro, Muna intentaba superar un desengaño amoroso sin perder la ilusión. El desenfreno y la ingenuidad, el egoísmo y la ternura, chocan contra un límite que los separa, pero también los une.
Nathalie es estudiante...
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El cielo es el límite- Capítulo 8 - Histeria
Sam y Muna estacionaron en la puerta del departamento. Durante el trayecto Muna contaba los detalles que Rayan le iba adelantando virtualmente sobre las pruebas para entrar a la Unidad de Homicidios. Sam hacía sonrisas forzadas y se limitó a contestar "Qué bueno", "Es un gran logro" y frases por el estilo. Muna estaba tan eufórica por el éxito de su hermano que el fastidio del joven pasó desapercibido. Cuando llegaron, lo miró risueña.
-¿Quieres bajar? - lo invitó.
-Eh...
-Vamos, Rayan nos contará detalles. Casualmente está con Nathalie, parece que recibió algunos golpes, pero nada grave.
-Bueno, en realidad yo...debería irme a...- El móvil de Muna sonó.
-¡Ah, parece que se sumó un compañero nuevo que también pasó las pruebas! - comentó alegremente-. Bueno, yo me bajo ya quiero saber los detalles. - Sin esperar respuesta, descendió del carro. Aturdido, Sam la imitó. Su indiferencia lo descolocó, ella estaba más preocupada por Rayan que por él. No estaba acostumbrado a no ser el centro de atención.
Cuando entraron el ambiente era alegre. Nathalie escuchaba embelesada la historia de Rayan. El compañero de Rayan tenía moretones con algunos moretones en la pera y en el pómulo. Aún así era muy guapo; tenía pelo oscuro, ojos grandes, y cara simétrica, bastante agraciado. Cuando los vieron entrar, Rayan sonrió de oreja a oreja.
-¡Por fin llegaste! - Muna corrió a abrazarlo y se tiró encima de él bruscamente. - ¡Despacio, me duele todo!
-Ay hermanito, ¡estoy tan feliz por ti! Te felicito - Miró al chico desconocido, que permanecía en silencio con la boca abierta. Sam se tensó. Fantástico, otro baboso en la lista. -Hola, ¿qué tal? Debes ser el compañero de Rayan.
-El mismo.- dijo cohibido.
-Muna, te presento a Michael Cartwright - musitó Rayan - resulta que sus padres tienen una casa de verano en Summer. Qué casualidad, ¿no?
-Sí, me alegro que ya tengas compañeros de trabajo. Un gusto, soy Muna Burton...- le ofreció su mano.
-El gusto es mío, tu hermano estuvo hablando de ti hasta recién - "Muchas gracias Rayan, pensaba Sam indignado "eres de gran ayuda...¡pelotudo! Ni que tu hermana necesitara más publicidad" Michael dirigió sus ojos castaños hacia Sam.- Hola.
-Él es Sam - Michael le ofreció su mano, y él la tomó solo por compromiso. No le gustaba la forma en que miraba a Muna, ni mucho menos a él.
-Un momento, ¿ eres Samuel Pratt? - el aludido arqueó las cejas. "¿Es sordo o imbécil?", pensaba Sam- Es que tu nombre me suena de algún lado.
-No tengo idea, yo no te conozco - se encogió de hombros, sin disimular su apatía. Muna hizo una sonrisa forzada.
-¿Nos sentamos? Quiero saber los detalles.- Miró a su hermano, acomodándose en el sofá. -¿Estuviste hablando de mi, Rayan? -fingió ofenderse Muna. - Espero que bien, eh - rieron.- ¿Cómo fue que se encontraron aquí?