El cielo es el límite
Capítulo 20 - Darse cuenta
Dos días después.
El otoño llegó con bajas temperaturas inundando las calles de Londres de hojas amarillas. Las heridas de Muna cicatrizaron bien y por fin pudo dormir boca arriba sin complicaciones. Durante aquellos días no tuvo contacto con Sam; el silencio entre los dos le generó una molestia en el pecho. Aunque le pesara, esperaba su llamado para preguntarle si había leído la carta, pero él no dio señales de vida.
En las escasas horas de sueño, Sam apareció debajo de ella, gritando, con los ojos cerrados a punto de correrse. La había pasado tan bien en la cama, que ansiaba repetir el arrebato de pasión vivido en Royal. Varias veces se quedó mirando su foto de perfil tildada, resistiendo a duras penas la tentación de hablarle. "No es prudente que nos veamos de nuevo", intentaba convencerse.
Las cosas con Rayan estaban mal; no volvió a hablarle luego del bochorno que le hizo pasar delante de todos. Estaba enojada e indignada. Su hermano no tenía ningún derecho a juzgarla por sus decisiones íntimas; si todos se enteraron que estuvo con Sam por el ataque. "Voy a asignarte un agente de la SIS para que cuide", fue el mensaje de Rayan. A lo que ella contestó: "Ni se te ocurra, no lo necesito".
El funcionamiento del Hospital Londres mejoró mucho en pocos días. Frank y Muna aceptaron a los pasantes de la universidad de enfermería y medicina para incentivar la vocación. Milton estaba menos estresado con la ayuda de su amigo. Frank no era el director, sino el médico pero en los hechos ambos ejercían la administración.
Frank continuaba ofendido por la omisión del secuestro. Justina le hizo jurar que no le contaría a nadie lo sucedido con el psicópata de su progenitor. Muna se sentía entre la espada y la pared...pensaba que Frank debía saber que el padre biológico de Justina había aparecido, pero también imaginaba cuánto le afectaría esa noticia. Decidió mantenerse al margen del asunto. Se trataba de algo muy delicado. Necesitaba reconciliarse con Frank, era como un abuelo para ella. El viernes al mediodía ya había terminado con los pendientes.
Ingresó al despacho de Frank Stone, sin golpear. Él regresaba de una reunión que tuvo con Ajax y Mackenzie.
-¿No le enseñaron a la doctora Burton a tocar la puerta? - siseó Frank, en un tono antipático, nada propio de él.
-Frank...entiendo que se sienta enojado, pero...
-Yo estoy decepcionado.- la corrigió - Mi nieta y tú se han comportado como dos inamduras...me mintieron sobre asuntos muy graves, y a mi no me gusta que me traten de tonto. - agregó inflexible.
-No fue la intención, sabe muy bien que lo hicimos por su salud.
-¡Yo estoy perfecto! -exclamó, ofendido. -¡Me tratan como un viejo señil, caramba!
-Jamás pensaría eso de usted, Frank. Sabe cuánto lo respeto...usted es mi mentor.
-No, no empieces a comprarme con eso.- dijo como quien desea resistir la tentación.
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El cielo es el límite
Teen FictionSam vivía al día sin pensar en el futuro, Muna intentaba superar un desengaño amoroso sin perder la ilusión. El desenfreno y la ingenuidad, el egoísmo y la ternura, chocan contra un límite que los separa, pero también los une. Nathalie es estudiante...