6. Noche agitada

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El cielo es el límite - Capítulo 6 - Noche agitada

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El cielo es el límite - Capítulo 6 - Noche agitada

Sam esquivó a Rayan, y comenzó a caminar como alma que lleva el diablo.

-¿Dónde vas?

-¡A quitarme esta empanada de mierda! - Tanner y Justina rieron, mientras lo seguían.

Sam volvió al interior dónde estaban las mesas. Colgaban lámparas fucsias que a duras penas alumbraba "no se ve un carajo". Soltó una palabrota cuando chocó con el repulgue varias mesas (afortunadamente, vacías) y pasó por detrás de la barra entrando a las cocinas. Algunos clientes lo miraron y rieron; no podía caminar con normalidad porque el disfraz le separaba las piernas como si tuviese un pañal lleno. Atravesando las puertas corredizas, cuando estaba en la cocina, se quitó los guantes, y llamó a uno de los mozos disfrazado de policía al igual que Nathalie.

-Kevin, ¡dame tu disfraz!- le ordenó presuroso.

-¿Qué?

-¡Lo que oyes, quiero tu disfraz!

-¿Y yo que me pongo? - dijo desconcertado.

-¡El de empanada! - se quitó una bota y la tiró al piso. Kevin no parecía contento con el trueque.

-Pero estoy trabajando, estoy ayudando arriba. Además debo limpiar las cocinas ahora que los clientes terminaron de...

-¡Ya! ¡Soy tu jefe, Kevin! No me desafíes - se quedó en calzoncillos sin pudor- Rapidito, entrégame tu disfraz.

Pasó una cocinera de unos cincuenta años y rió por lo bajo cuando empezaron a intercambiar la ropa. La mujer siguió ordenando como si nada. Sam se lavó la cara, mojó sus cabellos.

-¿Tienes desodorante? - Kevin buscó su mochila y se lo dio. Luego se puso los pantalones de jeans. Sam lo miró frunciendo el ceño.

-Disculpa Sam, no pienso vestirme de empanada.

-Claro, ¡el ridículo solo lo hago yo! - protestó, pero no le dio ninguna orden. Lo importante era ir a ver a Muna y alejarla de esos asquerosos buitres. "¡Diez tipos en cuarenta minutos! ¡Ni Megan Fox llega a tanto, dejame de joder!", pensaba con fastidio.

Cuando salió con la chaqueta mangas cortas, las bermudas de policía hasta las rodillas y las dos pistolas, Justina se relamió.

-¡Ahora sí estás que te partes! - dejó salir con descaro. Sam arqueó una ceja.

-¿No filtras un poco lo que piensas?

-No te preocupes, no eres mi estilo.-descartó con la mano, despreocupada.

-Deja de oír a esta alzada y ve a buscar a Yanky - lo instó Tanner- Tu cuñado fue a marcar territorio, en cualquier momento la colorada arranca y se va todo a la mierda.

-¡No digas eso, Muna no le dio cabida a ninguno! - lo regañó Justina.

-Deja de meterte, no estás en nuestro grupo, Stone. No te hagas la amiga de mis amigos, solo te pusieron acá por puro favoritismo- dijo con desprecio.

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