El cielo es el límite
Capítulo 5 - Sin Consuelo
Cuando terminaron el postre, Sam y Muna saludaron a los presentes. Mientras volvían a Summer, un incómodo silencio reinó entre ellos. El muchacho no sabía qué decirle; su mente intentaba armar un argumento convincente, debía pensar motivos sólidos para justificar que no la había invitado a la condenada fiesta de disfraces.
Muna se sentía incómoda, jugaba con su cartera y miraba la ventanilla deseando tirarse por ella. Ansiaba llegar cuanto antes a Summer y bajarse del auto, dando un portazo. Pero no, no haría eso. Debía controlar ese impulso en particular. Si con algo no se sentía cómoda, era con hacer reclamos. Ella pensaba que pedirle a los demás que hagan cosas por uno era tan patético como rogar cariño. Más allá de las propias expectativas, el gesto debía nacer del otro.
Respiró hondo cuando una frase de Lily la hizo dudar de aquel razonamiento. «Te hace regalitos, prepara la cena con Stone, ¿y no puedes decirle nada si lo llama otra mujer?» "Bueno, esta vez no me invitó a la fiesta de su madrina...no es lo mismo". ¿Por qué se sentía tan decepcionada por esa nimiedad? "Nos conocemos hace una semana, debo ser sensata", se repetía. Estaba un poco cansada de las señales contradictorias, de no saber a ciencia cierta si Sam sentía un interés verdadero o solo estaba ansioso por llevársela a la cama. "No puede ser, tiene miles de mujeres para tener sexo casual. ¿Por qué se tomaría el engorroso trabajo de intentarlo conmigo?"
-¿Vamos a continuar callados hasta llegar a Summer? - habló por fin Sam. Muna lo miró.
-No tengo nada qué decir.
-Yo creo que sí - dijo hastiado.
-¿Perdón?
-Me exaspera que te hagas la superada.
-No sé a que te refieres, Sam - dijo seria.
-¿Fingirás que no estás molesta porque no te invité a la fiesta? Perfecto, así será. - espetó harto.
-No entiendo, ¿esperas que te haga un planteo? ¿Deseas que te reclame porque no me invitaste al cumpleaños de madrina? - respondió, atónita.
-¡Tal vez sí!
-¡Esto es el colmo! - dijo sin poder creerlo.
-A veces pienso que no te intereso- expulsó Sam, cabreado.
-Necesitas que me enoje para confirmar que me interesas...-dedujo, aún pasmada.
-En el fondo sé que estás molesta...pero fingirás que no necesitas explicaciones. -replicó Sam, con fastidio- Después te quejas, dices que no soy sincero...¿y tú qué? ¡Prefieres callarte la boca y no decir lo que realmente piensas!
-¡No me gusta pedirle a los demás lo que no quieren darme! - objetó Muna, elevando la voz.
-Ah, entonces piensas que no quise invitarte...
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El cielo es el límite
Novela JuvenilSam vivía al día sin pensar en el futuro, Muna intentaba superar un desengaño amoroso sin perder la ilusión. El desenfreno y la ingenuidad, el egoísmo y la ternura, chocan contra un límite que los separa, pero también los une. Nathalie es estudiante...