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Terminé durmiendome apoyado en Jeongin. No sé cuánto rato exactamente, pero el Innie me despertó cuándo vió que el doctor se acercaba. Me paré y me acerqué a él, para escuchar lo que me decía.

—No tengo buenas noticias... No hemos podido controlarle completamente la fiebre, cuándo le bajamos la temperatura, vuelve a subir desmedida. - dijo. -Hasta el momento solo pudimos bajarla hasta los 38 grados. Pero seguía siendo mucho para la cantidad de días que lleva con fiebre o febrícula....-dijo cuidadosamente, yo fruncí el ceño, sin entender.

Jeongin me sujetó, evitando que me cayera de espaldas o de rodillas.

—La temperatura de la niña subió a los 42 grados... Y la frecuencia cardíaca y respiratoria no aportaban a la regulación de temperatura. - dijo. -Y no logró bajar de los 42...

— Como que no logró...- Jeongin me sujetó con más fuerza, pero sentía sus manos tiritando.

— falleció. -

Me quedé ahí, congelado.

—No, se tiene que estar equivocando.- dije, negandome ante la idea. Ante esa monstruosa situación. - Tiene que estar mal.

—En verdad, lo lamento desde el fondo de mi corazón, dimos todo de nosotros para poder ayudarla pero no funcionó.-

—No... No me diga eso. No se me puede ir...  - Jeongin me abrazó, y no se como no me hizo callar. Porque lloré de una manera tan fea. Tan terrible de escuchar. Pero no podía parar de llorar, solo para respirar y seguir llorando a gritos. Sentí sus lágrimas en mi hombro, sus sollozos en mi oído. Me hicieron sentarme, trataron de calmarme pero no podía. No me podía calmar.

Miré a mi mamá y la sangre me hirvió de rabia, pare de llorar de la pura rabia.

— Tu teni la culpa weona. ¡Por tu culpa se murió!-le grité, sin importarme estar en urgencias, con gente alrededor. - ¡Tu no la pudiste cuidar unos días y mira la wea que hiciste!- no me importo que fuera mi mamá, le di la cachetada más fuerte que podría haberle dado a alguien en toda mi vida. - ¡Te odio weon! ¡Te odio! ¡Me quitaste lo que mas amaba weona!- la sacudí de la polera, viendo como me miraba, llorando a cagar. - ¿Qué voy a hacer sin ella ahora? Era lo único que me podía hacer feliz en esa casa culia. Lo único que me daba fuerzas de seguir perdonandote todo. Dime que hago ahora weon. - dije, soltandola. Sintiendo las piernas tiritonas. Mi suegra me alejó de ella, haciéndome cariño en los hombros.

–Ven... Vamos a la casa, Minnie... No podi quedarte aquí así. - dijo Jeongin, sollozando, pero limpiándose la cara. Negué y me miró, suplicando. - Vamos, guagua... No quiero quedarme aquí más rato. M-Mis papás van a ayudar con todo, te van a avisar y le van a avisar a tu papá...Pero, vámonos. - dijo. Tomé su mano, caminando con él, sin poder dejar de llorar. Salimos de urgencias, llorando los dos. - No quiero creerlo. Quiero pensar que es mentira weon. - dijo.

— Jeongin... - dije. - ¿Qué voy a hacer?- pregunté. Más a mi mismo que a él. - ¿Qué voy a hacer si no está conmigo? - me abrazó, besando mi frente, llorando conmigo.

—Me gustaría poder responderte Minnie pero...- me limpié la cara, pero de nada servía porque seguía llorando.

—Tengo que... - tomé mi teléfono, hablándole a mi papá. - No puedo. - dije, con los dedos temblando. - No puedo decirle weon. N-No...

Estaba marcando y no podía ni siquiera colgarle.

—Alo, Seungmin.- dijo del otro lado.

—Papá....-mordí mi labio, tratando de contener el sollozo.

—¿Qué pasó? ¿Paso algo?- preguntó. -Yo estoy a punto de subirme al avión hijo.

—Papá....- me largué a llorar otra vez, dejándome caer al suelo.- No... L-La... La Hae...-

だって //seungin chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora