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La manito de Jeongin me hace sentir bien, pero sé que llegando a la esquina, tengo que soltarlo. Eso me pone triste.

Su manito aflojaba su agarre lentamente, me miró con un pucherito.

Lo abracé, pasando mis brazos por su cuello, él, se vió sorprendido, pero me rodeó la cintura, con fuerza. Su perfume era suavecito, y se combinaba con su aroma natural, era una mezcla bacán.
Sentí sus labios en mi mejilla, cerré los ojos, relajandome, dejando que me de besitos.

—Minnie...-

—No.- dije, sabiendo lo que quiere.

—¿Por quééé?- mañoseo.

—No estoy listo.-dije, pero besé su mejilla. Se vió bastante conforme.

Me tomó las mejillas, mirándome la cara, con su vista fija en mis ojos.
Sentí mi watita pa la sorra.

—Te quiero Minnie, y voy a esperarte lo que necesites. - dijo. Asentí y besé su mano. Me puse los audífonos y él me dió un último beso en la frente antes de irse.

Así que lo vi alejarse mientras sonaba Golden en mis oídos. Me giré y caminé hasta mi casa, con la canción en loop.

No podía dejar de pensar en ambos.

Él es tan abierto, tan libre.

Y yo estoy roto, lleno de miedo.

Cuándo Jeongin me abraza, se siente bien. No es cómo cuándo él me daba abrazos. Los besitos, son tiernos, me siento querido.

Compré unos pancitos dulces para mi hermanita a la vuelta de la casa. Busqué las llaves para abrir.

La reja estaba sin llave, y estaba la luz del living prendida. Alcé las cejas.

Entré y mi mamá estaba en el sillón, sobria, y riéndose con alguien. A su lado estaba la chiquiturri y el hombre me daba la espalda.

—Ah, Seungmin, llegaste. - dijo mi mamá haciéndose la preocupada.

—Eh, hola.- dije, con el ceño fruncido. El hombre se giró y automáticamente retrocedi unos pasos.

—Hola Seungmin. Hace tiempo que no nos veíamos. - dijo.

—Sí.- dije, sintiendo mi mano temblar. -Haejoon, te traje pancitos dulces, acompáñame a la cocina para abrirlos.- dije, yendo hasta esta. Ella llegó altiro, con los ojitos brillantes. Me agache hasta su altura.- Joonie, no te quedes sola con él, ¿ya? Es malo. Muy malo. No quedes solita con él. - dije en un susurro. Ella me miró confundida. - Él me hizo cosas muy malas. Y nunca le pude decir a la mamá. Yo no quiero que a ti te pasen esas cosas. Pero tienes que quedarte calladita... Solo entre los dos, ¿Ya guagua?- ella asintió y me abrazó.

—Yo te cuido Minnie.- dijo dándome besitos en la cara. La abracé, sintiendo que podría quebrarme.

Le di un pancito dulce y puse la tetera.

—Hay agua en el termo Minnie.- dijo la Haejoon, señalandolo. Alcé las cejas. Mí mamá anda hacendosa.

Me hice un café en la taza más grande y agarré un pancito dulce.

—Me voy a la pieza, tengo que estudiar. - dije y subí. Le alcé las cejas a la Haejoon y ella asintió. Me encerré y dejé las cosas en el escritorio, temblando.

Nopuedesernopuedesernopuedesernopuedeser.

Cerré con pestillo, puse la silla, y estaba a punto de poner más cosas, pero frené.

Estaba entrando en pánico muy rápido.

Me senté frente al escritorio, tomando del café, sujetándome la cabeza. Las probabilidades de que vuelva a ocurrir no pueden ser tan altas. Está mi mamá en mi casa.

だって //seungin chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora