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Me quedé de piedra. Viéndola tomar cosas del cajón, metiendola a un bolso todo roto y feo. Tenía las ojeras marcadas, estaba flaca, flaquisima, pero tenía levemente gordo el vientre bajo.

Me miró y se vió incómoda enseguida.

—¿Qué haces aquí?- pregunté, mucho más hostil de lo que planeaba.

—Vine a buscar ropa y mis cosas. - dijo, sin mirarme a los ojos, echando su ropa, guardando sus joyas en sus bolsillos.

—Tu... ¿Creí que podis llegar y sacar cosas?- pregunté. - Así, sin avisar, ni preguntar...- dije, con una risa amarga. Sentí los pasos de Jeongin saliendo de mi pieza.

—Es mi casa, tengo derecho.- dijo, saliendo para abrir la puertita del entretecho, subiendo a la escalera, vi todos los moretones en su cuerpo y sus brazos con puntos, rodeados de moretones. Tragué saliva al notar la razón.

—Ahora es tu casa... Entonces ¿por qué estuviste más de un mes sin venir?- pregunté. Ofendido. - Me dejaste tirado...

—Porque ibai a estar mucho mejor sin mi. - dijo y sacó una bolsa de basura grande. Era la ropa de Joonie y mía de cuándo eramos guaguas.

No creo...

Tragué saliva.

—De todas formas... Eri mi mamá.. Y era un momento difícil. Deberías haber estado conmigo.- dije, con los ojos llorosos.

—¿Y pa qué? ¿Pa que me echi la culpa de todo?- preguntó, mirándome, también a ojos llorosos.

— No te hagai la víctima... Bien sabi que teni harta responsabilidad.. Y me tení una deuda culia emocional, económica, social. De todo weon.- dije. - Y ahora vení... A llevarte las cosas de la niña. Lo único que me queda... ¿Que derecho teni?

—Ya. Ya weon, derecho no tengo, pero tengo que sacar de algún lado. Tener algo.- dijo. No quería pensar en esa posibilidad. En esa horrible posibilidad. - No tengo trabajo fijo, estoy a duras penas, vendiendo la wea que me encuentre, trabajando dónde pueda.

—¿Dónde estai viviendo?- se quedó callada. Sentí el amargor subiendo. - ¿Dónde estás viviendo? - pregunté.

—Ya sabi.... No tengo porque decirlo... - dijo, chasqueando la lengua.

—¿¡Cómo podi!? ¿No lo ibai a sacar de tu vida weon?- pregunté, indignadisimo. Ella frotó su cara. - ¿Cómo weon? Tu.... ¡Tu sabi lo que me hizo! ¿Cómo vai a estar ahí? ¿No te come la consciencia? - pregunté, llorando ya. A mares.

—¡Si! ¡Si me duele! ¡Pero no tenía otra opción! ¡Tiene que estar involucrao! - dijo llorando, tapándose la cara. Y esa guatita, me hacía doler el pecho.
Mi mamá es asiática, siempre ha sido un palo. Excepto dos veces.
Ni siquiera este tiempo tuvo su guata de cerveza, nada.
Ya lloré, incontenible, cuándo la idea se me hacía.

—¿Y por qué? - pregunté. Aunque ya sabía.

—Porque es el papá de mi guagua.- dijo dejándose caer en la pared, al suelo, con la cara tapada.
Yo hubiera caído igual, pero Jeongin me afirmó, mirándome, preocupadisimo.

—¿Cuánto teni?- pregunté, mordiendo el interior de mi mejilla. - ¿¡Cuántos meses!?- pregunté.

—Siete.- saqué cuentas y la respuesta brilló en mi cabeza. Cuándo volvió a venir.

—Cagaste a mi papá. - dije, mirándola. Ella no me miró.

— Si... Y me arrepiento. Demasiado. No tendría porque haberle fallao así a tu papá, ni a ti... Pero yo no sabía y...- cubrió su boca.- Cuándo me di cuenta era muy tarde y... Él me dijo que no lo abortara tampoco o me iba a denunciar... Y... Estoy tan arrepentida de todo.- dijo y lloró, a mares. A mi se me acabaron las lágrimas, solo podía mirarla fijo, mirarle el vientre. - Seungmin. No sé dónde más ir. Y si me voy me va a encontrar o... - mordió su labio.

だって //seungin chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora