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Saludé a lo lejos a la tía de la guagua mientras se iba en el uber a su casa.

Solo se quedaría conmigo los fines de semana.
Y bueno, si es que ella tiene que salir y esas cosas.
Suspiré, cansado pero aliviado en cierto punto.

Miré mi celu, sin mensaje de Jeongin más que un meme que me mando ayer.

Su forma de decirme Te amo.

No hemos hablado de las cosas bien pero, no era el momento simplemente.

Creo que ahora estoy mejor, la verdad, mucho más preparado y llevo todo mi discurso memorizado.
Su mamá me preguntó que pasó y le conté todo, me dijo que hoy se iban dónde la abuela del Jeongin unos días y él se quedaría en la casa estudiando así qué iré a verlo.
Arreglé mis cosas, algo cansadito, pero me apuré para poder agarrar la bici e irme pedaleando pero más rápido que flash para llegar dónde el Jeongin.

Cuándo llegué, el auto de sus papás no estaba así que supuse que ya iba a estar solo.

Entré con las llaves que me dejó su mami, despacito. Pensando que decirle, cómo exponer y verbalizar todo lo que reflexione estos días.
Cerré la puerta suavecito, habilidad adquirida después de un entorno abusivo.

Subí la escalera a patita pelada, buscándolo, mirando con cuidado, para que no me viera.

Busqué el chocolatito en mi bolsillo y vi una silueta sentada en la cama, así que me acerqué despacio, lentito para sorprenderlo.

Y no era Jeongin. Pero estaba tocando a Jeongin.

Mi pololo estaba durmiendo, hacía la pared y este weon estaba tocandolo, con su mano recorriendo el cuerpo de Jeongin, con la otra tocándose.

Sentí mi cuerpo congelado de miedo. Aterradisimo.

Pero no podía dejar que a él le hicieran lo que a mi. Jamás. Nadie tiene que pasar lo mismo.

Simplemente, le empecé a pegar con el libro de algebra, una y otra vez, botandolo de la cama. Le pise la entrepierna con fuerza, escuchándolo gritar.

Jeongin se despertó, sin entender nada, mirándome asustado.

—¡Seungmin!- gritó, tratando de alejarme. Agarré del pelo al weon, tirándolo fuera de la pieza.

—Andate culiao. Andate si no queri que te reviente el hocico maricon. Andate altiro y no le habli nunca más. Ni lo miri weon.- dije, tirándole un último golpe.
Me temblaban las manos del golpe de adrenalina y no me podía calmar. Jeongin me miraba confundidisimo.

—Que cresta fue esa wea.- dijo mirándome. Me froté la cara, tratando de calmarme, pero me puse a llorar, todo estresado.

—Te estaba tocando.- dije.- Estaba.... Y se estaba manoseando... Mientras te tocaba y.... - Jeongin me abrazó, haciéndome nanai en la espalda.

—Gracias.- dijo y besó mi frente. - Se que... No debería alabar ni romantizar la violencia pero.... Se que esto... Es peor para ti que para mi.- dijo, tomando mis mejillas.

—No digai eso. No soy la victima aquí.- dije y lo abracé de vuelta, mucho más calmado.- No quiero que nunca te pase nada. Que nunca vivas esas cosas... - dije, tomando sus manos, llenando sus dedos de besos.

Jeongin me miró, sonriendo, sus ojitos brillaban precioso. Pero era una sonrisa, conmovida.

—Gracias.- dijo y me abrazó. - Que asco ese culiao...- dijo y suspiro.- Se que debería sentirme peor pero.... No sé porque.... No me impresiona. - dijo. - Lo peor es que es mi primo.- dijo y se estremeció. - Que asco weon.- dijo.

Le hice cariño en la carita y él me sonrió.

—Estoy bien.- dijo, dándome un beso, para calmarme.- Que estis aquí... Calma cualquier cosa, Mimi.- dijo y me abrazó.

Rodeé su cintura, apretando su cuerpo contra el mío, esa sensación preciosa de que pertenecia a mi cuerpo tal como el mio al suyo. Una sensación tan hermosa.

No quería dejar de abrazarlo nunca.

—Te amo. - dije. Sonrió y me sujetó las mejillas, mirándome a los ojos.

—Y yo a ti.- dijo. - Viniste a verme de sorpresa... ¿Hmm? - asentí.

—Quería... Pedirte disculpas.- dije. - En verdad, he sido terrible egoísta. Los dos tenemos un.. Proceso de duelo que hubo que sanar y tu nunca pudiste por estar conmigo....- dije, haciéndole nanai en sus manitos. - Y... Se que trataste en lo posible de ser el fuerte, de estar ahí, sonriendome siempre pero... No puede ser así toda la vida. Se supone que tiene que ser equitativo y que nos tenemos que apoyar mutuamente amor.- dije y vi sus ojitos llorosos.- Gracias. Y discúlpame por no haberte tratado bien este último tiempo, por no haberte dado la atención y el amor que mereces. -

Miró el techo, para no llorar y me abrazó fuerte.

—Ay Minnieee. Puta que eri lindo.- dijo y se limpió los ojitos. - Si... Igual yo... Me fui un poco en la vola. Estuve dándole vueltas y vueltas y en verdad... Es como si fuera un mecanismo de defensa. Que en vez de darte tu espacio, te mantenis ocupado para no pensar en eso... Y.. Siento que igual te trae satisfacción quizás, o nostalgia... Porque otra vez estas cuidando a un hermano tuyo.- dijo con cuidado.

Lo pensé un poco, reflexionandolo.

Asentí.

—En verdad... Puede que tengai razón. Pero no justifica mi comportamiento contigo ni con mi papá.- dije, dándole muchos besitos. - Uy. Te odio. - dije apretandole los cachetitos.

—Mentira.- dijo con gracia. Nos abrazamos, quedándonos ahí juntitos. Relajados.

Me di cuenta lo mucho que me hacía falta.

—Me di cuenta... De que..- dijo con gracia.- Yo me enamoré primero... Pero tú más fuerte.- dijo, haciéndome nanai en el pelo, mientras mi mejilla reposaba en el centro de su pecho.

—¿Hmm? ¿Recién te diste cuenta?- pregunté.

—Siempre pensé que... Tu me gustabai más de lo que yo te gustaba a ti.- dijo. - Y... Tus ojitos... Es cómo si.. Yo fuera lo más precioso que hay visto.. - dijo y me dió un besote en la frente. - Y en vez de sentirme mal por eso.... Me... Me hace tan feliz. - dijo.

—¿Por qué deberías sentirte mal?- pregunté. - Yo te amo más que tu a mi, pero eso no... No hace menos nada. Son así las cosas, y a mi no me importa si me quieres menos o más. Me importa que queriéndome seas feliz.- dije.

Jeongin sonrió, dándome muchos besitos.

—Te amo te amo te amo te amo.- dijo y rió. - Polulea conmigo toda la vida.- dijo, dándome un beso cargado.

Sujeté su cintura, firme, siguiendo el beso entusiasta.

Sonriendo con cada besito corto que daba antes de respirar hondo.

Y al fin, toda esa oscuridad que me seguía desde hace años, se iba disipando, se hacía dorada a medida que Jeongin sonreía.


だって //seungin chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora