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—Yapo Minnie...- Jeongin extendió la cucharada de comida y la miré, con un suspiro.

—No tengo hambre, guagua.- dije, por enésima vez. Él suspiró y dejó el plato de comida en el velador. - Acuéstate aquí conmigo porfi.- pedí.

—Solo si te comis medio plato de comida aunque sea. - dijo. Me cubrí el rostro. - Llevai casi dos días sin comer po... Me preocupa eso, estai muy flaquito...- dijo, con los ojitos llorosos. Suspiré rendido y abrí la boca. Él me dió la comida, limpiando la comisura de mis labios cuándo me ensuciaba.

—Listo, ahí está la mitad.- dije. Él asintió y levantó las tapitas de la cama para recostarse conmigo, me abrazó, tiritando un poquitin de frío. Prendí el calienta cama y lo abracé. - Estoy helado perdón. - dije. Él negó y besó mi frente.

—Oye Minnie... Te quiero apoyar en todo y darte todo el tiempo que necesiti, pero ya... Van casi tres semanas. Y el ritmo con el que estai llevando las cosas no es el mejor, mi amor.- dijo, acariciando mi cara. - S-Se que la penita no te permite hacer mucho pero... Te vas a enfermar si sigues así.- dijo.

—Es que... No puedo.- dije, mordiendo mi labio para no llorar.- No sé cómo... Quiero levantarme, ayudarte, pero no puedo.- dije. Él me hizo cariñito en la cara.

—Yo puedo seguirme encargando de cosas aquí en tu casita, Minnie pero... Solo quiero que te mantengai en un margen saludable, que me aceptes la comida, agüita... - dijo besando mi nariz. Asentí. - ¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.- dije. - Gracias Jeongin, de verda que eri la persona más preciosa y valiosa que tengo en mi vida. Te adoro.- dije. La cama estaba un poco más calentita, me abrazó, siendo la cucharita grande y acaricié sus manos.

Me hubiese gustado poder ser yo quién lo cuide a él.

O mínimamente ayudarlo en algo.

Jeongin no ha pasado las penas como corresponden, por tener que estar cuidándome a mi que por poco y estoy muriendome de la pena. Mi papá está poniéndose al día con la pega, con arreglar todo para quedarse aquí conmigo.

Mi mamá, todavía no aparece. No contesta el teléfono, nada.
No es que me importe. Pero al resto si les importa.

Se que Jeongin piensa lo mismo que yo. Que es mejor que se haya ido.

Mi papá, mi familia de allá, la gente del barrio están pero para la caga con que se haya ido así como así después de que se muriera su hija. Pero no se que les hace tanto eco.

¿Solo por que el Joonie se murió? Si nunca le importamos, jamás. Así que, el hecho de que no este, me da paz. No tengo que pelear con nadie ni amargarme. Pero ahora realmente, ya no tengo a nadie.
Mi única razón de levantarme todos los días era el Joonie, ayudarlo a vestirse, hacerle la comida, lavarle los dientes y todas esas cosas. Y ahora la casa se siente helada, vacía. Solo hay cosas feas en cada rincón. Me abracé más a Jeongin, no quería llorar más, ni seguir pasándola mal. Quiero salir de este hoyo. Pero siento que ni siquiera la fuerza de Jeongin puede levantarme de aquí.

—¿Estás pensando cositas feas?- preguntó, asentí. Él me dió un besito en la nariz. - ¿Te sentiras mejor si me cuentas? ¿O prefieres distraerte de esas cosas mi vida?-

—No sé, es que ya lo sabi todo... Y no quiero seguir amargandote con mis tonteras. - dije. Él me hizo nanai en la carita.

—Como se te ocurre decir weas, esta bien, cuéntame lo que necesiti wawa, de verdad quiero apoyarte lo más que pueda.- dijo, besandome una y otra vez.

—Te amo, de verdad, eri lo más lindo.- dije. -Ya, ayúdame hoy día, voy a levantarme de aquí, por ti.- dije. Él me miró con los ojitos brillantes.

—¿De verdad?- asentí y me enderecé en la cama, frotandome los brazos por el frío. - Ya, voy a buscarte un poleroncito. - dijo y fue al mueble buscando entre mi ropa. Me puse los zapatos y me levanté de la cama. Lo abracé por la espalda, él sonrió y se giró a darme un besito. - Toma.

Me coloqué el poleron y abrimos las cortinas dejando que entrara la luz de afuera. Me ayudo a hacer la camita y ordenar por encima algunas cosas.
Fue un poco terapéutico ordenar con él.  Me olvidé de todo por unos momentos y me concentré en dejar todo ordenado, organizado, dándole besitos a Jeongin cada cierto rato.

Sentí el ruido de el auto delante de la casa y Jeongin acarició mis brazos.

—Llegó tu papá. - dijo.- ¿Bajemos a comer algo?- preguntó. Asentí y fui con él. Mi papá entró, dejando la chaqueta y los zapatos al lado de la puerta. Miró, notando que estaba ahí y me sonrió un poquito.

—Que bueno verte aquí abajito.- dijo y me abrazó, lo abracé de vuelta, apoyándome en su hombro. - ¿Quieres comer algo? Voy a pedir para que no tengan que estar cocinando.

–Bueno.- dije despacito. Jeongin beso mi cabeza y fuimos al sillón. La casa está muy helada y silenciosa. Más que nunca, y eso me da muchos nervios.

Inconscientemente busco a mi mamá, las latas de cerveza, las botellas, pero todo está limpio, ordenado.

Nadie me está gritando.

A pesar que Joonie no está, me siento tranquilo por primera vez. Sin el peso de mi mamá en mis hombros y en cambio, caricias y toques cariñosos en estos ahora. No hay miedo de que mi mamá diga algo porque Jeongin me tiene entre sus brazos o porque me de muchos besos en la cara. Puede darme caricias con libertad, sin tener miedo.

—Mañana vamos a ir a pimpear al Joonie, mi mamá tiene unas rosas bien bonitas.- dijo Jeongin, besando mi pelo. - ¿Quieres ir?

Asentí y me acurruqué en su cuello. 

—¿Te sientes mejor?-preguntó mi papá, haciéndome cariño en el pelo. Alcé los hombros.

—No sé. Es raro todo. -dije. - Me siento del asco pero no se si menos del asco que antes, o más... Está todo confuso.

—Pucha mi niño.- dijo y me abrazó.- Vamos a salir de la penita ¿Ya? Sea el tiempo que sea el que necesitemos.- asentí y me quedé ahí, refugiandome. Por primera vez dejando que alguien me cuide.

Quiero salir de aquí.

Pero todo a su tiempo.

《♡》

だって //seungin chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora