Capítulo 18: Mi punto favorito

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05 de octubre, 2018

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05 de octubre, 2018

Ha pasado exactamente una semana desde ese día que llegué a casa con vomito en la camiseta y en el pantalón. Recibí el peor castigo de mi vida, porque mis papás me decomisaron el móvil, no podré asistir a mis clases de Karate, tampoco ir a la casa de Hans y Bella. A los únicos lugares que podré asistir serán al instituto y a la piscina, para practicar, ya que no me conviene perder.

Abro la cortina de mi habitación, y observo el cuarto de Dainan con las cortinas de sus ventanas cerradas. Ayer conversamos hasta las diez de la noche, estuvimos contándonos historias de terror, también sobre lo que nos gusta hacer en nuestros tiempos libres, en conclusión, hablamos de esas preguntas que hacen conocerte más a fondo con la otra persona.

Todo estaba bien, hasta que peleamos por un motivo casi insignificante y ese era por nuestras frutas favoritas, a él le gustaba el mango, y a mí la manzana. ¿Quién demonios come mango? yo admito que alguna vez me gustó, pero hace unos años mi abuela trajo de su jardín un canasto lleno de mangos, por lo que mamá preparó por casi tres meses jugo de mango, y ensaladas. ¡Terminé asqueada!

—Aurora, ven baja—ordena mamá desde el primer piso—lava los platos.

Desde esa madrugada que llegué ebria, mi mamá con más ganas, me hace trabajar con los quehaceres de la casa. No me quejo, porque me gusta ayudar, pero enserio que desde ese día está insoportable conmigo, me ha ordenado limpiar cada esquina de la casa, dejándola pulcra, sin dejar ningún punto de suciedad, también me hizo limpiar la casa de papá, la cual tardé dos días enteros en ordenar, barrer, recoger basuras y baldear. ¡Y pensar que nunca me ordenó limpiar esa maldita casa! ¡Ni a papá!

—Sofía, los platos no se piensan lavar solos.

A regañadientes bajo.

Mamá está sentada en el sillón, con el portador sobre sus piernas. Está tecleando rápido. Sin decirle alguna sola palabra, me pongo los guantes de silicona para lavar los cinco platos que están en el lavatorio, son pocos, así que los lavo con rapidez.

—Ya terminé mami—camino hasta ella para sonreírle, y así evitar más órdenes.

Ella se quita las gafas, para reposarlo sobre su cabeza.

—Aurora, tu profesora de física me ha llamado—siento un escalofrío recorrerme desde los pies hasta la cabeza—y me ha avisado que estás con tus primeras notas bajas. Mira hija, yo no sé porque estás descuidando tus estudios, pero recuerda que este es tu último año de instituto—sigue mirándome con enojo o quizás con decepción—, el siguiente año ya postulas a la universidad, y viendo tus notas, no aprobarás para la carrera de Leyes.

Otra vez este tema.

Sigo sin poder enfrentarme a ella y decirle que no quiero postular a esa carrera, pero si aún con la valentía que tenga y le dijera, no sabría cómo responderle cuando ella me refute con la pregunta de qué es lo que quiero estudiar.

Susurros de amor © [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora