Susurros de amor © [FINALIZADA]

Capítulo 31: Baile de graduación

15 de diciembre, 2018

"Amor tú puedes, yo sé que ellos estarán felices por tu elección"

Leo por enésima vez el mensaje que recibí de Dainan hace unas horas.

Haber encontrado mi carrera ideal es una buena y gran noticia para mí, sin embargo, no sé cómo mis papás lo vayan a tomar. Hoy por fin les diré que quiero ser profesora, puede ser una carrera que no me genere mucho dinero en el futuro, como alguien que es abogado, doctor, o ingeniero, pero en verdad amo enseñar, y lo comprobé con Joseph, a él le encantó mi manera de enseñar y a mí me encantó enseñarle lo que sabía.

Para un profesor todos sus alumnos son buenos, no hay alumno malo, sino un mal profesor. Lo aprendí con Joseph, a él le dijeron que es un estudiante malo, pero cuando compartió sesiones de estudio conmigo, le hice saber que él es muy inteligente, hay que motivarlos, hay que hacerles creer que son capaces de todo, y entonces ellos se sentirán motivados, felices, y ese es el objetivo de un profesor.

Tengo nervios y miedo, las manos me sudan, y tengo el cuerpo frío. Mi papá puede apoyarme, pero mi mamá es el problema, siento que a ella no le gustará, pero si ese es el caso, haré todo lo posible por enfrentarla y no cambiar de opinión. No quiero ser miserable al estudiar algo que no quiero, tampoco destruir mi vida al obedecer la opinión de otras personas, y en ellas incluyo a mi madre.

Si tengo que alejarme de ella por mi bienestar del futuro, lo haré.

Bajo las escaleras, puedo ver que mis papás están trabajando en la sala.

—Hola—mi mamá levanta la vista, seguido mi papá—¿Tienen tiempo para conversar conmigo?

Papá cierra su portador—Claro que sí, hija.

Camino al sofá, me siento al frente de los dos.

—Mamá—ella me observa—hoy es quince de diciembre, el día de poder decirles lo que quiero estudiar.

Su mirada es neutra—Y bien—deja a un lado su IPad—¿Qué es lo que quieres estudiar?

Expulso aire por la boca, nerviosa. Junto las manos y las pongo encima de las piernas—Educación—cierro los ojos.

Por fin, por fin se los dije.

Mi mamá no luce feliz, pero papá sí. Se levanta del sofá para venir hasta mí y cubrirme con su cuerpo en un cálido abrazo. Hundo mi rostro en su pecho, con los ojos aguados. Él soba mi cabeza con sus manos, yo acaricio su espalda, después de unos segundos se separa de mí.

—Estoy feliz—él regresa a su asiento—sé que serás una gran maestra.

—Gracias, me esforzaré por serlo—sonrío.

Mi mamá suspira—Me hubiera gustado que estudies Leyes, porque es una carrera que aparte de generarte mucho dinero, también te abre muchas puertas, pero confío en ti—ella me mira a los ojos con una sonrisa ladeada—confío en que serás una gran maestra, y que vivirás feliz por el resto de tu vida.